¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos en armonía!
—Reina Valera 95
¡Vean qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!
—Dios Habla Hoy
¡Oh, qué bueno, qué dulce habitar los hermanos todos juntos!
—La Biblia de Jerusalén 1976
¿Habrá algo más deseable que un mundo en donde la gente pueda convivir de la manera descrita en Salmos 133:1? Para mí, nada es motivo de mayor felicidad que el estar en compañía de buenos amigos, de aquellos que tienen toda nuestra confianza, entre quienes no existen celos ni sospechas, sino que cada uno busca el bien de los demás, y todos interpretan positivamente las palabras y acciones de los demás.
Tal grado de unión solo puede existir entre personas que se tienen total confianza, amor y respeto.
Sin embargo, la Biblia describe a la raza humana atrapada en una gran red de desconfianza. Esta crisis, que afecta también al resto del universo, está centrada en el cuestionamiento de la fidelidad de Dios mismo.
A nuestro infinito Dios se le ha acusado de no ser digno de confianza. Sin embargo, Dios ha hecho frente a esta acusación, y la manera en que lo hizo, constituye en sí misma, la prueba más convincente de que él es absolutamente digno de nuestra fe.
La Biblia es un registro de la larga y costosa demostración de la fidelidad de Dios. Si la confianza se pudiera generar por medio de declaraciones o exhortaciones, la Biblia sería un libro muy diferente. Pero las meras aseveraciones de que se es digno de confianza no merecen más consideración que la fidelidad misma de quien las hace. Por lo tanto, incluso cuando una persona ha sido acusada falsamente, sus afirmaciones o simples negaciones no comprueban nada. Es solamente mediante la demostración de que se es digno de confianza, durante un largo período de tiempo y en las más variadas circunstancias que la fidelidad puede ser convincentemente establecida.
Generalmente se cree que la Biblia trata, en primer lugar, acerca del plan de Dios para salvar a los pecadores. Ciertamente que este tema está incluido. Pero un asunto aún mucho mayor se recoge en las páginas de las Escrituras: la veracidad y confiabilidad del Creador mismo. ¿Se puede confiar en Dios? Esta pregunta ha sido planteada ante la audiencia de todo el universo. La respuesta de Dios es tanto para ellos como para nosotros.
Este libro analiza brevemente los argumentos y respuestas presentadas en el gran conflicto acerca del carácter de Dios. Como el misericordioso y convincente maestro que es, Dios nos invita a examinar las pruebas, a estudiar todo el expediente -los sesenta y seis libros de la Biblia-, a juzgar por nosotros mismos si la verdad está de su lado y si lo hallamos digno de nuestra confianza.
La Biblia habla de un tipo especial de unidad que se da entre aquellos cuya fe en Dios ha sido reconquistada. Confiando y admirando al mismo Dios, se dan cuenta de que pueden confiar y respetarse entre sí. Llegando así a experimentar «¡Cuán bueno y cuán delicioso es que habiten los hermanos juntos en armonía!»