Handout 14

CONVERSACIONES ACERCA DE DIOS

4 de mayo de 1984. Iglesia de la Universidad de Loma Linda.

Número catorce: “Dios puede sanar completamente el daño hecho”, otra mirada al significado de “perfección”, desde el amplio escenario del gran conflicto acerca de Dios y su gobierno.

En el Sermón del Monte Jesús expresó las memorables palabras que todavía confunden a santos y pecadores por igual: “Sed, pues, vosotros perfectos”. O ¿debería ser traducido: “Ustedes pues, serán perfectos”? ¿Es una promesa o es una orden?

El tales palabras sean de ánimo o prohibitivas depende, una vez más, del tipo de persona que nosotros creemos que Dios es y de lo que entendemos que Él quiere de sus Hijos en todo el universo. Y especialmente de nosotros, en este planeta que quedó atrapado entre las dañinas consecuencias del gran conflicto. Por sobre todas las cosas lo que Dios desea es paz y libertad en su familia. Y esto requiere amor mutuo y confianza, madurez y dominio propio. Y tales cosas no pueden demandarse, ni mucho menos lograrse a la fuerza o mediante el temor. En vez de ello, Dios ofrece rectificar todo lo que salió mal y sanar completamente el daño que fue hecho.

Como nuestro Padre y médico, Dios está ansioso de sanar a sus hijos. Nuestra función no es la de sanarnos a nosotros mismos sino cooperar. Tal como Jesús le dijera al paralítico de aquel estanque: “¿Quieres curarte?”  ¡La perfección es una oferta generosa, no una pesada orden! ¡¿Cómo podríamos rechazarla?! Pero, ¿cómo podemos cooperar?

Textos bíblicos incluidos:

Mateo 5:48. “Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre, que está en los cielos es perfecto” (Reina Valera 1602).

Lucas 18:42.  “Ve, tu fe te ha hecho salvo” (Reina Valera 1865).

“¡Recibe la vista!  –le dijo Jesús–.  Tu fe te ha sanado” (Nueva Versión Internacional).

Mateo 5:48. “Ustedes deben ser perfectos” (La Biblia en Lenguaje Sencillo).

“Seréis, pues, vosotros perfectos” (Nuevo Testamento, Pablo Besson 1919)

“Ustedes han de ser perfectos” (Traducción al español de la versión en inglés de Goodspeed).

1 Reyes 9:4, 5; 11:4, 6. “Y si tú anduvieres delante de mí, como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad… cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres inclinaron su corazón tras dioses ajenos, yo afirmaré el trono de tu reino… Y su corazón… no era perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de su padre David. Salomón hizo lo malo ante los ojos de Jehová, y no siguió cumplidamente a Jehová como David su padre” (Reina Valera 1960).

2 Pedro 1:21. “Los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (Reina Valera 1960).

Mateo 5:48. “Ustedes tienen que llegar a ser espiritualmente maduros, así como su Padre celestial es perfecto” (Traducción al español de la versión en inglés de Norlie).

Juan 3:3. “Jesús le contestó: «En verdad te digo que el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios»” (La Nueva Biblia de los Hispanos 2005).

Romanos 6:4. “Al ser bautizados, morimos y somos sepultados con él. Pero morimos para nacer a una vida totalmente diferente. Eso mismo pasó con Jesús, cuando Dios el Padre lo resucitó con gran poder” (La Biblia en Lenguaje Sencillo).

Romanos 6:3, 4, nota de pie de página: “San Pablo alude a la forma en la que el bautismo era comúnmente efectuado en la iglesia primitiva, por inmersión. El descenso dentro del agua sugiere el descenso del cuerpo dentro de la tumba, y el ascenso sugiere la resurrección a una nueva vida” (Kleist y Lilly, Nuevo Testamento Católico Romano en inglés).

Hebreos 5:11 – 6:1. “En realidad, a estas alturas ya deberíais ser maestros, y sin embargo necesitáis que alguien vuelva a enseñaros las verdades más elementales de la palabra de Dios. Dicho de otro modo, necesitáis leche en vez de alimento sólido. El que sólo se alimenta de leche es inexperto en el mensaje de justicia; es como un niño de pecho.  En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual. Por eso, dejando a un lado las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez”  (La Biblia al Día).

Efesios 4:11, 13-15. “Él dio esos dones para…que seamos maduros como Cristo … Así no nos portaremos como niños, ni seremos como un barco a la deriva arrastrados por cualquier corriente nueva de quienes buscan engañarnos con sus trampas… Por el contrario, maduraremos y seremos como Cristo en todo sentido, enseñando la verdad con amor” (La Palabra de Dios para Todos).

1 Corintios 13:4, 5. “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso, ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor”  (BAD).

2 Corintios 3:18.  “No tenemos el rostro cubierto y reflejamos la gloria del Señor como espejos claros. Y el Espíritu del Señor nos va transformando y cada vez nos vamos pareciendo más a él” (Nuevo Testamento, La Biblia al Día 1979).

Salmos 115:8. “Se volverán como ellos…” [como los ídolos], ” los que los hacen, y todos los que en ellos confían” (La Biblia de las Américas).

1 Corintios 11:1. “Sed, pues, imitadores míos, así como yo lo soy de Cristo” (Torres Amat).

Descripción de la pefección y madurez de Cristo de una admiradora de Cristo:

Cristo practicó en su vida sus propias enseñanzas divinas. Su celo nunca lo llevó a ser apasionado. Manifestó consecuencia sin obstinación, benevolencia sin debilidad, ternura y simpatía sin sentimentalismo. Era muy sociable y sin embargo poseía una reserva y dignidad que no estimulaban familiaridades indebidas. Su temperancia nunca lo llevó al fanatismo ni a la austeridad rigurosa. No se conformó a este mundo, y sin embargo no fue indiferente a las necesidades del más pequeño entre los hombres” (Manuscrito 132, 1902), (Evangelismo, pág. 461).

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