CONVERSACIONES ACERCA DE DIOS
13 de abril de 1984. Iglesia de la Universidad de Loma Linda.
Número doce: “La ley de Dios no es una amenaza a nuestra libertad”, otra mirada a lo que las demandas de la ley de Dios, especialmente los Diez Mandamientos, en el amplio escenario del gran conflicto acerca del carácter de Dios y su gobierno.
Jesús, Pablo y Moisés, todos ellos estuvieron de acuerdo en que el amor es cumplimiento de la ley de la de Dios. Pero el amor y la confianza, las cosas que Dios más desea, no pueden ser demandadas o alcanzadas a la fuerza. Ni se pueden hacer por obligación, como algo que le debemos a Dios porque Él ha sido tan bueno con nosotros. ¡Dios quiere más de ello y por lo tanto nosotros también debemos querer más! No hay nada que nuestro Padre celestial valore más que libertad de su familia y Jesús sufrió y murió para demostrarlo. Pero para que exista verdadera libertad se hace necesario el amor mutuo y la confianza obtenidos y confirmados por medio de incuestionable evidencia. Y esa evidencia es la verdad que liberta al hombre y lo mantiene libre.
¿Por qué entonces Dios pareciera demandar nuestro amor en el Decálogo? Los Diez Mandamientos proclamados en el Sinaí fueron otra de las medidas de emergencia de Dios en este gran conflicto. Pero cuánto ansía Él el amor, la confianza y la disposición a escuchar dados en entera libertad, sin miedo, no a la fuerza ni por obligación.
Y el énfasis en la libertad, el amor y la confianza no hacen de menos los requerimientos de la ley de Dios. Al contrario, esas son exactamente las cosas que la ley fue destinada a preservar. Como lo dijera un buen amig de Dios: “Los Diez Mandamientos fueron dados para no hubiera equivocación respecto al tipo de personas a las que Dios puede confiarles los privilegios y la libertad de la vida eterna venidera”. ¿Está el sábado incluido en ellos? El sábado es el recordatorio de la evidencia de la verdad, sin la cual nunca seríamos libres.
Textos bíblicos incluidos:
Juan 14:15; 15:14. “Si me amáis, guardad mis mandamientos”. “Vosotros sois mis amigos, si obedecéis lo que yo os mando” (Reina Valera 1960).
Isaías 29:13. “El Señor Dios dice: «Este pueblo viene a mí con palabras y me honra de labios para afuera, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me rinden consiste en normas humanas repetidas de memoria»” (La Palabra de Dios para Todos).
Mateo 11:28-30. “Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera” (Biblia de Jerusalén 1976).
1 Timoteo 1:8, 9. “Sabemos que la Ley es buena si uno la usa legítimamente, teniendo en cuenta que la Ley no se ha dado para el justo sino para quienes no admiten norma ni sometimiento” (Nuevo Testamento de la Universidad de Navarra).
Gálatas 5:13, 14, 18, 22, 23. “Hermanos, ustedes han sido llamados a ser libres… Toda la Ley se resume en un solo mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo»… Pero, si ustedes son guiados por el Espíritu… no están bajo la Ley… Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, dominio propio” (Nueva Versión Internacional).
Deuteronomio 6:5. “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas” (Nueva Versión Internacional).
Levítico 19:17, 18. “No odies en tu corazón a tu hermano… Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Biblia de Jerusalén 1976).
1 Corintios 13:4-6. “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso, ni jactancioso, ni orgulloso. No es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. No se comporta con rudeza, el amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad” (Nueva Versión Internacional).
Isaías 58:13. “Si retraes del sábado tu pie, de hacer tus negocios en mi santo día; si llamas al sábado delicia, al día santo de Yahveh venerando, y lo veneras, no haciendo tus encargos, no abordando tus negocios ni tratándolos, entonces te deleitarás en Yahveh” (CAB 2003). “Hallarás tu gozo en el Señor” (Nueva Versión Internacional).
Santiago 2:8, 12. “Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis… Así hablad, y así haced, como los que habéis de ser juzgados por la ley de la libertad” (Reina Valera 1960).
Diferentes razones para obedecer a Dios, ¿cuál de ellas prefiere usted?
- Le obedezco porque Dios así lo pide, y Él tiene el poder para recompensar y destruir.
- Le obedezco porque Dios así lo pide, y yo le amo quiero agraderle.
Le obedezco porque me he dado cuenta que es correcto y lógico, y mi admiración y reverencia aumentaron hacia Aquel que me aconsejó a obrar así y me lo mandó cuando yo era ignorante e inmaduro. Y siendo que todavía son algo ignorante e inmaduro, estoy dispuesto a obedecer a Aquel cuyo consejo siempre ha sido probado como lógico cuando Él me manda a que haga algo que está más allá de mi comprensión actual.
Una descripción de verdadera obediencia:
“El hombre que trata de guardar los mandamientos de Dios solamente por un sentido de obligación, «porque se le exige que lo haga» nunca entrará en el gozo de la obediencia. El no obedece… La verdadera obediencia es el resultado de la obra efectuada por un principio implantado dentro. Nace del amor a la justicia, el amor a la ley de Dios. La esencia de toda justicia es la lealtad a nuestro Redentor”. “Abraham creyó en Dios, y Dios dijo: «Eso es lo que yo quiero». Eso es justificación. Esto nos inducirá a hacer lo bueno porque es bueno, porque el hacer el bien agrada a Dios” (Palabras de vida del gran maestro, pág. 70).