NÚMERO DOS – ¿QUÉ SALIÓ MAL EN EL UNIVERSO DE DIOS?

Bienvenidos a la segunda de nuestras conversaciones acerca de Dios. Otra mirada a nuestro Padre celestial, en el amplio escenario del gran conflicto sobre su carácter y gobierno. Ustedes recordarán que el viernes pasado estuvimos considerando una vez más este conflicto, esta guerra que empezó en el cielo, y es descrita en Apocalipsis 12. Este conflicto, exactamente adentro de la familia de Dios, y que empezó en su misma presencia, en la mente de un altamente honrado y confiable ángel.

Así que nuestra pregunta esta noche es ¿qué fue lo que en realidad salió mal en el universo de Dios? Porque, yo creo, que si entendemos qué fue lo que salió mal, eso nos ayudará a entender los métodos que Dios utilizó para rectificar las cosas que salieron mal. Ahora bien, a estos métodos nosotros muchas veces les llamamos el plan de salvación. Y como discutíamos la semana pasada, estamos tan acostumbrados a pensar en el plan de salvación como las misericordiosas provisiones de Dios para salvarlo a usted y a mí, y a otros pecadores en este planeta. Pero en la visión amplia del gran conflicto, el plan de salvación es la forma en la que Dios rectifica lo que salió mal. Y lo rectifica de tal manera, que nunca volverá a suceder otra vez.

Pero, ¿qué fue lo que en realidad salió mal? Bien, nos será de mucha ayuda analizar qué era lo que hacía que las cosas estuvieran bien, y bien en tal manera, antes de que empezara la guerra. Antes de que hubiera guerra, había paz. Y había paz porque todos los miembros de la vasta familia de Dios confiaban los unos en los otros. Y todos ellos confiaban en su Padre celestial. Y Él a su vez, podía confiar en ellos sin que se corriese ningún riesgo. Y en donde existe tal confianza mutua, allí hay perfecta paz, libertad perfecta, seguridad perfecta.

Pero una crisis de desconfianza se desarrolló en la familia. Y como revisábamos anteriormente, nuestro Padre Celestial ha sido acusado de no ser digno de nuestra confianza. Específicamente, ha sido acusado de ser arbitrario, exigente, vengativo, severo, que no perdona. Y así el pecado entró por vez primera en nuestro universo. Porque la Biblia describe al pecado, en esencia, como una violación de la confianza mutua. El pecado es mucho más que una mera transgresión de las leyes, sin hacer de menos lo grave que eso es. Repetidamente y a lo largo de toda la Biblia, el pecado es descrito e ilustrado como un rompimiento, una brecha en la confianza y la credibilidad. Una necia y sospechosa falta de disposición a escuchar. Y eso es, de escuchar al Único ansioso de ayudarnos en nuestra dificultad.

Pero, ¿acaso la Biblia no declara específicamente que el pecado es la transgresión de las leyes? ¿Qué hay del versículo clave que aprendimos desde nuestra niñez? “El pecado es transgresión de la ley”, 1 Juan 3:4. En verdad esa es más bien, una traducción libre. No solo la versión “La Biblia Al Día” tiene paráfrasis, en la Reina Valera también hay algunas, y esta es una de ellas. La palabra griega que Juan usó, si me perdonan pronunciar el griego, es ‘anomia’, que literalmente quiere decir: sin ley, rebeldía. En otras palabras, el pecado es descrito como una mentalidad. Y cualquiera con esta mentalidad es una amenaza continua a la paz y seguridad de la familia. Yo diría que el pecado no queda resuelto sino hasta que nuestra rebeldía haya sido cambiada o eliminada. Y es por eso que escogí la traducción que aparece en nuestra hoja de referencias bíblicas. Noten el primer versículo allí; es el conocido verso 1 Juan 3:4. Pero esta vez estoy utilizando la versión de La Biblia Latinoamericana que dice:

“El que peca demuestra ser un rebelde; todo pecado es rebeldía” (La Biblia Latinoamericana).

Esa es precisamente la palabra. El pecado es rebeldía. Ahora bien, el peligro de considerar al pecado como el simple rompimiento de las leyes es que eso tiende a favorecer una relación impersonal, incluso temerosa con nuestro Dios. Esto es lo que Él trata de eliminar. Si consideramos al pecado como el simple rompimiento de las leyes, los mandamientos de Dios pueden ser lamentablemente malentendidos como reglamentos arbitrarios, designados para mostrar su autoridad y probar nuestra disposición a obedecer. Si obedecemos, somos recompensados. Si desobedecemos, somos destruidos. ¿Quiere usted vivir bajo esas circunstancias?

Muy bien, puesto que todos hemos pecado, ¿debemos esperar temerosamente la ejecución de la sentencia? A menos que Dios encuentre alguna forma legal de darnos todavía otra oportunidad. Y si despreciamos esa segunda oportunidad, ¡oh!, ¿nos castigará con mayor severidad por nuestra ingratitud? ¿Podría el comprenderlo de esta manera ayudarle a usted a obtener paz y libertad, la libertad del temor que Dios tanto desea en su familia universal?

En verdad, si lo comprendemos correctamente usted puede decir, según creo yo, que el pecado es la transgresión de las leyes. Pero démosle otra mirada a las reglas. Veamos los mandamientos de Dios; particularmente a los diez, el Decálogo. Todo lo que esos Diez Mandamientos piden es que amemos a Dios y nos amemos los unos a los otros. Y si nosotros realmente hacemos eso, tendremos paz y libertad. De hecho, el décimo de los diez mandamientos dice que ni siquiera debemos desear pecar. Si vivimos con esa mentalidad, sin ni siquiera querer hacer nada falto de amor, seguramente tendremos libertad y todo tipo de paz y buena voluntad.

Pero, ¿puede ordenarse el amar? ¿O producirse a la fuerza o por miedo? Para ponerlo de una manera vívida, ¿Nos ha dicho Dios, a sus hijos: “O me aman a mí y se aman unos a otros o tendré que matarlos?, ¿me entienden?”

Esposos, ¿han intentado eso alguna vez con sus esposas e hijos?, ¿funcionó? Si ustedes esposos, vieran a sus esposas e hijos de pie, temblando frente a ustedes, todos diciendo al unísono: “Oh sí papito, te amamos mucho, mucho”. ¿Se sentirían complacidos?, ¿estarían satisfechos? Entonces usted es un bruto. Y el Dios que algunos de nosotros adoramos nunca aceptaría eso.

Pero ahora, todos debemos admitir que la Biblia está llena de referencias a la ley, a la disciplina, al castigo, las recompensas y hasta a una fiera destrucción final. Nuestro propósito durante esta serie es siempre tomar la Biblia como a un todo; no un poquito aquí y un poquito allá, sino todo en las escrituras, tenemos que ver todos esos otros pasajes. Y así lo haremos en estas veinte noches de viernes. De hecho, vamos a pasar varias noches comentando el amplio uso que Dios hizo de la ley. Y por qué Jesús tuvo que morir. Y acerca de cómo es que la ley de Dios no es una amenaza a nuestra libertad. Entender eso es en realidad la verdad que nos libera.

Pero volviendo al principio. El pecado entró en nuestro universo cuando los ángeles dejaron de confiar. Y como consecuencia, ellos se tornaron en no dignos de confianza. De aquí todos los otros pasajes en la primera mitad de nuestra hoja de referencias bíblicas. Veamos Santiago 4:17; esa es una definición conocida.

“Así que comete pecado todo aquel que sabe hacer el bien y no lo hace” (NVI).

Es rebeldía comportarse de esa manera. Es sin ley actuar así. Un hombre que se comporta así es un tramposo. Y ciertamente no es digno de confianza para que ande en un universo libre. O veamos el siguiente versículo en Romanos 14:23 en diferentes versiones:

“Todo lo que no se hace de buena fe, es pecado” (La Biblia de Jerusalén).
“Todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Reina Valera).
“Todo lo que se hace en contra de lo que uno cree, es pecado” (Traducción en Lenguaje Actual).

Y en el texto de Esdras 10:2, los judíos confiesan (cuando volvieron de la cautividad en Babilonia), que habían hecho muchas cosas que no debían haber hecho. Pero ellos describen su mala conducta con estas palabras:

“No hemos portado traidoramente para con nuestro Dios” (Versión Moderna).
“Hemos traicionado a nuestro Dios” (Biblia el Pueblo de Dios).
“Nosotros nos hemos rebelado contra nuestro Dios” (Reina Valera 1865).

Lo ven, eso sugiere una vez más que la esencia del pecado es falta de lealtad, traición, un rompimiento de la confianza. Una de las ilustraciones más impresionantes del pecado como una violación de la confianza, involucra a un gran santo, a Moisés. No conozco ninguna ilustración mejor que esta en toda la Biblia. Ustedes recuerdan cuando el pueblo se quejaba de que no tenían agua, llegaron con Moisés y refunfuñaban. Hasta le dijeron que hubieran preferido morir en el desierto. “¿Por qué nos trajiste aquí desde Egipto? No tenemos agua”.

Y se comportaron tan mal que Moisés corrió hacia Dios y oró, “Dios, ¿qué debo hacer?”

Y Dios dijo: “Dales agua. Toma tu vara y ve a la roca y esta vez háblale a la roca, no la golpees, no hagas una escena, no te enojes con el pueblo. Ni siquiera los condenes. Simplemente háblale a la roca y ellos tendrán toda el agua que quieran”.

Y Moisés fue a la roca y se detuvo allí y golpeándola rápidamente dijo: “Rebeldes mal agradecidos. ¿Tenemos que darles agua de la roca?” Y lo que Dios dijo lo encontramos en Números 20:12.

“El Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «Por no haber confiado en mí, ni haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no serán ustedes los que lleven a esta comunidad a la tierra que les he dado” (Nueva Versión Internacional).

Ahora, ¿no es eso ser un poquito arbitrario y severo? Todo lo que el anciano hizo fue ser impaciente e irritarse. Y le desobedeció a Dios, y golpeó la roca con su vara. ¿Es eso suficiente para dejarlo fuera de la tierra prometida? Durante cuarenta años dirigió al pueblo. Y piensen en todo lo que tuvo que aguantar todos esos años. Pero Dios le dice: “Por lo que hiciste en la roca, no podrás entrar al pueblo”. ¿Les parece que Dios fue severo al tratar a su viejo amigo así? ¿Cómo podría, lo que hizo Moisés, ser tan grave (desde su punto de vista) como para recibir tan terrible consecuencia y castigo?

Moisés le rogó a Dios, ¿se recuerdan? “Por favor, por favor déjame entrar con el pueblo”.

Y Dios finalmente le dice: “No me hables más de este asunto”. ¿Cómo podía eso ser tan grave? ¿O está la respuesta en el texto que leímos? En Números 20:12 no dice “porque me desobedeciste, no puedes entrar al pueblo”.
El Señor dijo: “Porque no confiaste en mí, porque no confiaste en mí lo suficiente como para honrarme como Santo a la vista de los israelitas, no podrás entrar al pueblo”.

¿Se dan cuenta?, Moisés podía ser el mejor amigo que Dios podría haber tenido. Dios hasta hablaba con él cara a cara, de una manera diferente manera a la que hablaba a los profetas, con sueños y visiones. Él dice: “Yo hablo con Moisés cara a cara, como un hombre habla con sus amigos”. Y el pueblo sabía que Moisés tenía una relación especial con Dios y le reverenciaban; por lo menos cuando se portaban bien. Le habían visto subir al Monte Sinaí y bajar trayendo los Diez Mandamientos. Si su pastor bajara de alguna montaña cercana, trayendo los Diez Mandamientos, con su rostro brillando tan intensamente que no le pudieran ver, ¿acaso no aumentaría su influencia ante la congregación? Moisés tenía una influencia enorme. Y eso hizo que su conducta en la roca fuera tan grave. Moisés representó a Dios enojado, cuando no lo estaba. Dios deseaba, con su bondad, llevar a los israelitas al arrepentimiento, Romanos 2:4. Y Moisés le privó a Dios de esa oportunidad. De pie, a punto de entrar en Canaán para encontrarse con aquellas tribus bien armadas era necesario que ellos confiaran en Dios bien de cerca. Y Dios se había propuesto a ganarlos, con todas sus quejas y gruñidos. Él no iba a condenarlos o a criticarlos; sólo quería darles agua en abundancia. “Moisés”, le dijo: “ni siquiera golpees la roca”.

Pero Moisés representó a Dios como un Dios airado.

Qué contraste con la forma en la que Moisés se comportó un poco antes cuando Dios le dijo: “Estoy cansado de este pueblo. Hazte a un lado. Déjame destruirlos y haré de ti una gran nación”.

Y Moisés le dijo: “Dios, ¡no puedes hacer eso! ¡Piensa en cómo arruinaría eso tu reputación! ¿Qué van a decir los egipcios? ¡Que no pudiste llevar a tu pueblo hasta la tierra prometida!”

Y Dios dijo: “Eso me gusta, Moisés, ¿quién me conoce mejor que tú? Tú si eres mi amigo”.

Pero ahora, bajo presión, Moisés le falló a Dios. Representó equivocadamente a Dios como vengativo, no perdonador y severo. Y ese fue precisamente el pecado de Satanás en el principio. El más devastador de los pecados. Pero Dios ha honrado desde entonces a su amigo Moisés. Lo enterró personalmente y lo resucitó, para más adelante enviarlo aquí a confortar a su Hijo en el Monte de la Transfiguración. Pero Dios tenía que dejar las pruebas ante los ojos del universo entero que observaba, el grave y terrible pecado de Moisés. No era sólo que le hubiera desobedecido, o que al golpear la roca hubiera echado a perder el símbolo; aunque lo hizo, claro que sí. Pero Moisés traicionó a Dios. No había demostrado ser el confiable amigo de Dios, en quien Dios confiaba. Y esa es la esencia del pecado.

¿Qué creen ustedes, cuántos de entre nosotros hemos cometido el mismo pecado? ¿Cuántos de nosotros hemos herido a nuestros hijos y a otros que confían en nosotros para contar la verdad acerca de nuestro Dios? ¿Le ha pedido usted disculpas a Dios últimamente, por ponerlo en mal y sugerir que Él no es el tipo de persona que sabemos que es?

Como sabemos, Moisés se arrepintió y se hizo todavía mejor amigo de Dios de lo que era antes. Pero es tanta la gente que continua desconfiando. ¿Qué pasa? ¿Cuáles son los resultados?

No cuáles son los castigos.

¿Cuáles son los resultados de siglos de rebelión y desconfianza? Bien, veamos Romanos 3 en nuestra colección. Romanos 3:10-18. Lo que hace tan importante esta cita es que está hecha de seis textos del Antiguo Testamento. Uno de Isaías y cinco de los Salmos:

“Pues las Escrituras dicen:
¡No hay ni uno solo que sea justo!
No hay quien tenga entendimiento;
no hay quien busque a Dios.
Todos se han ido por mal camino;
todos por igual se han pervertido.
¡No hay quien haga lo bueno!
¡No hay ni siquiera uno!
Su garganta es un sepulcro abierto,
su lengua es mentirosa,
sus labios esconden veneno de víbora
y su boca está llena de maldición y amargura.
Sus pies corren ágiles a derramar sangre;
destrucción y miseria hay en sus caminos,
y no conocen el camino de la paz.
Jamás tienen presente que hay que temer a Dios” (Dios Habla Hoy).

Y entonces vamos directo a Romanos 1:21-24, y después del 28 al 32. Pablo dice:

“Han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios, ni le han dado gracias. Al contrario, han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras. Decían que eran sabios, pero se hicieron tontos; porque han cambiado la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, y hasta por imágenes de aves, cuadrúpedos y reptiles…”

Y los egipcios hasta adoraban cocodrilos e incluso escarabajos. Y piensen en lo que eso le hace a la persona. Vamos a estudiar eso en una de las próximas reuniones. Pero Oseas dice (en un texto que no incluí en la lista de esta noche) que es una ley, que nos hacemos semejantes al objeto de nuestra adoración. Sus palabras exactas son: “Pero después me abandonaron por Baal-peor y se entregaron a ese ídolo vergonzoso. En poco tiempo se volvieron viles, tan viles como el dios al que rinden culto”. Esa es la devastadora consecuencia de adorar una falsa imagen de Dios.

Pero, cuánto a tratado Dios de mantenerse en contacto, y cuánta falta de disposición hemos tenido para escucharle. Veamos el primer versículo en la segunda página; el resto de la cita después de Romanos 1:21-24.

“Como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios”

De hecho en el versículo 25 del mismo capítulo dice: “Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira”. Y ustedes saben quién es el padre de las mentiras.

“Él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer. Se han llenado de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos,” [no hay paz en donde hay chismes]. La Biblia dice, para nuestra comodidad, que no habrá chismes allá. “Son chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres; son insensatos, desleales,” uno no puede confiar en ese tipo de personas, “insensibles, despiadados. Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas sino que incluso aprueban a quienes las practican” (Nueva Versión Internacional).

Y la necedad, la falta de disposición a escuchar, está representada en el siguiente versículo de Oseas. Esta descripción se repite muchas veces en la Biblia. Oseas 4:16, 17.

“Israel es obstinado como una vaquilla terca. ¿Debería el Señor alimentarlo como a un cordero en buenos pastizales? Dejen a Israel solo porque está casado con la idolatría…” (Nueva Traducción Viviente).

Y entonces, viendo a los textos siguientes, estas son las consecuencias de no amar, confiar ni admirar a Dios lo suficiente como para estar dispuesto a escuchar y hacer las cosas como Él nos pide. Oseas 5:4.

“Porque espíritu de fornicación está en medio de ellos, y no conocen a Jehová.” (Reina Valera 60)

Y entonces Oseas 4:1, y 12.

“Pues no hay verdad, ni misericordia, ni conocimiento de Dios en la tierra… (Reina Valera 1909). ¡Mi pueblo! ¡Piden consejo a un trozo de madera! ¡Creen que un palo puede decirles el futuro!” (Nueva Traducción Viviente).

Y esto hace relucir un punto importante; ¿Cómo se puede decir que Israel no conoce a Dios? ¿Quién más podía conocer a Dios mejor? Miren a todos los profetas, y todas sus maravillosas descripciones de Dios. Jeremías dijo: “Estoy feliz de conocer a Dios tal como lo conozco”. Pero la manera en la que muchos conocían a Dios en esos días, no era ese conocimiento especial, en el sentido bíblico. El de conocer a Dios como a un amigo. Al punto de conocer a Dios íntimamente, como un esposo y su esposa se conocen. La Biblia dice: “Adán conoció a Eva” su esposa. Y como resultado, ellos no se aprendieron sus nombres, sino que tuvieron un bebé. En otra parte, Dios hablando de Israel dice: “A vosotros solamente he conocido”. Él conocía a todos los demás. Pero Él conocía a estos de una manera especial. Y cuando esos desilusionados santos se dan cuenta de que no son aceptados en el reino, ruegan: “Señor, Señor, ábrenos”. Y Él les dice: “Apartaos de mí, no os conozco”. ¿Por qué? Él conoce los cabellos de sus cabezas, pero no los conoce como amigos. Y la amistad es la misma esencia de la relación que Dios desea tener con su pueblo. Si Israel hubiera conocido en realidad a Dios, hubieran sido mejores amigos. Hubieran sido celosos de su reputación. Y ellos hubieran sido un mejor pueblo. Tal como lo fueron esos maravillosos profetas del Antiguo Testamento que escribieron tan bien de Dios.

Pero ese es uno de los resultados finales de creer en las mentiras de Satanás, y como resultado, no confiar en Dios, ni confiarle que nos sane. El conocido versículo Romanos 6:23.

“Porque la paga del pecado es muerte” (Reina Valera).
“El pago que da el pecado es la muerte” (Dios Habla Hoy).

Se dan cuenta, no podemos hacerlo por nosotros mismos. “No fue sino hasta que Dios sopló en el hombre aliento de vida, que el hombre empezó a vivir”. Esta es una excelente traducción de Génesis 2:7. Se dan cuenta, hasta dependemos de Dios para la vida. No somos dioses, somos solamente seres creados. Dios espera que no sintamos que eso es humillante. No nos lo hace ver a cada rato. Él hasta nos trata de dioses en los Salmos. Y habla de nosotros como hermanos de su Hijo. Pero seguimos siendo seres creados. ¿No les importa, verdad? Y tiene mucha lógica por lo tanto, escuchar atentamente a aquel que nos hizo. Pretender que se es Dios fue la demente idea de Satanás. Y vean lo que eso le ocasionó.

Millones de ángeles y hombres han traicionado a Dios. Y de esta manera han demostrado que ellos mismos no son confiables. Pero, ¿ha cambiado eso a nuestro Dios? ¿Se puede todavía confiar en Dios? Específicamente, ¿se puede confiar en que Dios nos quiera de vuelta, que todavía quiera que volvamos? ¿Es Dios la clase de Dios en quien se puede confiar que pagaría cualquier precio para ganarnos otra vez? Ah, esa pregunta inquietaba al apóstol Pablo y en Romanos 3:3 y 4 escribió:

“Pero entonces, si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios? ¡De ninguna manera!” (Nueva Versión Internacional)

Algunas versiones dicen: “Claro que no”, “De ninguna manera”, “Por supuesto que no”. Y tenemos el registro bíblico completo, todo lo que Dios ha hecho para rectificar lo que salió mal. Hasta envió a su Hijo para hacerse cargo del pecado. Veamos Romanos 8:3.

“Lo que no podía hacer La ley…Dios lo hizo… enviando a su propio Hijo…así Él condenó al pecado” (La Biblia de Jerusalén).

¿Qué quiere decir eso de hacerse cargo del pecado? Si el pecado es desconfianza y sus consecuencias, el perdón por sí mismo no puede sanar el daño que se ha hecho. El perdón no puede eliminar el pecado. Para que haya paz duradera en el universo de Dios, la confianza debe ser restaurada de alguna forma. Las preguntas deben ser contestadas. Las acusaciones de Satanás tienen que ser aclaradas. Y tiene que quedar claro que Dios es justo e infinitamente digno de nuestra confianza. Así que Cristo vino a rectificar las cosas. Por eso fue que murió. Y vamos a tener una reunión completa para hablar de esto. Veamos Romanos 5:1.

“Por tanto, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (La Biblia de las Américas).

Rectificado, enmendado. ¿Saben cuál es la palabra griega que está detrás de esto? Es la palabra que generalmente es traducida como “justificados”. A mí me encanta la traducción “rectificado,” y vamos a hablar más de ello en el futuro. Hay por lo menos tres maneras de ver lo que salió mal en eI universo de Dios. Me gustaría mencionarlas como base de nuestras siguientes discusiones. Y se puede ver a Dios de maneras diferentes según esas tres maneras de ver lo que salió mal.

Una forma muy ampliamente sostenida, incluso más allá de las fronteras del cristianismo, es esta: Siendo que hemos roto las leyes de Dios, le hemos ofendido. Y Él esta muy molesto con nosotros. ¿Puede hacerse algo para mitigar su ira y aplacar su furia, para que de alguna manera Él pueda encontrar en su corazón el deseo de perdonarnos, de no destruirnos, sino bendecirnos otra vez?

Hay otra perspectiva que es ampliamente sostenida y algunas veces dentro de las fronteras del cristianismo: Hemos roto las leyes de Dios, y así nos encontramos en graves problemas legales. La ley y la justicia demandan que Dios debe destruirnos, o hasta torturarnos por la eternidad. ¿Hay algo que pueda hacerse para que legalmente Dios pueda perdonarnos, para que no nos destruya y todavía así aparezca justo ante sus propios ojos y ante el universo que observa?

Hay una tercera perspectiva, no tan ampliamente sostenida en este planeta. Pero yo creo que es la perspectiva sostenida por la mayoría en todo el universo. De no ser así, Dios no ha ganado la guerra, y no hay fundamento para una paz eterna. Es esta: Hemos pecado, nos hemos permitido ser engañados por las mentiras de Satanás. Como resultado le hemos dado la espalda al verdadero Dios, yendo en pos de muchos substitutos. Y los resultados han sido desastrosos. Dejando por un lado el hecho de que todos moriremos. ¿Existe alguna forma de corregir las mentiras de Satanás? ¿Hay alguna manera para que la verdad sobre Dios y su gobierno pueda quedar transparente como el cristal?

¿Hay manera de proveer pruebas fehacientes de que Dios no es el tipo de ser que sus enemigos le han hecho parecer?, ¿para que algunos de nosotros, rebeldes, podamos ser ganados de nuevo a la confianza y ser así sanados y salvados? Porque Dios puede y va a salvar a todos los que confíen en Él. Por eso es que todo lo que Dios pide de nosotros es confianza.

Puedo preguntarles, ¿cuál de estas tres perspectivas prefieren ustedes? ¿A cuál de estos dioses prefieren? ¿Con quién de ellos preferirían vivir por la eternidad? ¿Importa acaso la diferencia?

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

A. Graham Maxwell (GM) y Louis Venden (LV)

(LV): Todas las preguntas que recibimos son excelentes. Esta nos lleva un poquito de vuelta al principio, pero creo que es importante Graham, porque sirve para crear el fundamento.

(GM): La continuidad que se mantiene es esencial, y los temas se traslaparán cada semana.

(LV): Usted dijo que el libro de Apocalipsis fue dirigido especialmente a los cristianos del tiempo en que fue escrito. ¿Puede explicar eso un poquito más? Yo siempre entendí, o se me dijo, que por el contrario tiene una relevancia especial para la iglesia del presente. ¿Qué piensa usted de eso?

(GM): Me gustaría decir, como lo hice la semana pasada, que yo creo que el libro de Apocalipsis fue escrito en primer lugar para los cristianos de aquel tiempo. Estaban tan desanimados, se preguntaban por qué el Señor no había vuelto todavía. Y todas las herejías que había en la iglesia, la oposición y la persecución. Ellos necesitaban el mensaje de ese libro para levantar un poco la vista y tener esa visión más amplia. Para darse cuenta de que ellos habían quedado atrapados dentro de un gran conflicto, pero que Dios ya había ganado esa guerra. Ellos necesitaban saber todo eso. Pero quiero decir que nosotros también lo necesitamos. Fue escrito tanto para nosotros como para ellos. Porque yo creo que estamos viviendo en un tiempo en el que estamos enfrentando los mismísimos problemas. Y nosotros necesitamos precisamente el mismo mensaje del libro. No tanto como para poner un calendario de fechas y eventos por venir, con lo interesantes y ayudadores que estos puedan ser. Pero creo que el mensaje principal del libro de Apocalipsis para el pueblo de Dios hoy es: levanten un poco la vista, tengan una visión más amplia de las cosas. Dense cuenta de que Dios ya ganó la guerra. Y nuestra tarea y privilegio es salir y decirle a la gente que Él ya ganó la guerra. Y cómo fue que la ganó. Y que nos comportemos más como miembros de un equipo vencedor, y no a la defensiva, como frecuentemente hacemos.

(LV): Usted está diciendo que tal vez el significado para nosotros hoy puede ser aún mejor comprendido cuando comprendemos el impacto que tuvo en aquel entonces.

(GM): Desde nuestra perspectiva de hoy día, debe significar aún más. Pero todavía debo decir que el libro fue en primer lugar para ellos. Ellos lo necesitaban. Pero también para nosotros; es el mismo mensaje. No tenía un mensaje para ellos y un programa de acontecimientos para nosotros. Yo creo que el mensaje constante del libro es: “Den una mirada más amplia. Pongan todo dentro del escenario del gran conflicto”. Le da mucho más significado a las cosas. Yo creo que eso es algo que vale la pena decir, algo que es positivo y optimista.

(LV): Muy bien. Vamos con esta. La crisis se dió cuando Satanás cuestionó la autoridad de Dios. ¿Hubo algún otro ángel que pusiera en duda la autoridad de Dios? Y si no lo hicieron ¿por qué? ¿Quizás en el futuro, algún otro ángel lo cuestione otra vez? Puesto que ya sucedió una vez, ¿por qué no puede seguir pasando?

(GM): Ah, una pregunta justa. Porque yo no creo que haya algo de malo en hacer preguntas. Dios nos ha invitado a que preguntemos. Jesús siempre lo hizo. Pero la rebeldía que había detrás de las preguntas de Satanás ¡y la irreverencia! Y esto condujo a la guerra. No conozco ninguna cita que sugiera que otro ángel lo haya hecho. La Biblia solo nos cuenta un poco de lo que pasó. Ustedes recuerdan que Juan dijo que si se dejara un registro de todo lo que Jesús dijo e hizo no habría en el mundo espacio suficiente para contener todos los libros que podrían ser escritos. Es suficiente saber de la rebelión de Satanás, de sus cuestionamientos, y de las consecuencias. Pero ahora, ¿sucederá esto alguna otra vez? ¿Qué tal si las preguntas se hacen con reverencia? ¡Oh, yo creo que haremos eso por la eternidad! Si no, ¿cómo podríamos aprender? Dios no tiene temor de las preguntas hechas con reverencia, en lo absoluto. Yo pienso que Él se siente halagado cuando se las hacemos. Pero el tipo de rebelión que surgió, la Biblia sugiere que nunca más se levantará. Y no que se nos haya privado de nuestra libertad, sino que ¡qué costoso ha sido el fundamento establecido para que pudiéramos tener respuestas! Y Jesús estará siempre allí, en su forma humana para recordarnos de todas las respuestas que Dios dio. Y todos las recordaremos. Eso garantizará la paz por la eternidad. Pero sin quitarnos la libertad.

(LV): Entonces las pruebas tendrán tanto peso, que no es que no podremos hacer preguntas, sino que sería tonto dudar. ¿Quién querría hacerlo?

(GM): Aunque hay algunos aspectos sobre eso, que creo que voy a tocar cuando lleguemos al tema de ¿por qué tuvo que morir Jesús?

(LV): Muy bien, vamos a esperar hasta entonces. Aquí tenemos una pregunta interesante: ¿Le dio Dios alguna oportunidad de arrepentirse a Satanás? Usted dijo que el problema no fue que se le hicieran preguntas, Dios agradece nuestras preguntas.

(GM): Sí, le defraudamos cuando no las hacemos. ¿No nos interesa lo suficiente como para preguntar?

(LV): ¿Se pasó de la raya? ¿Le dio Dios a Satanás la oportunidad de arrepentirse?

(GM): De arrepentirse. Bueno, ¿cómo contestar eso? No hay un texto bíblico que mencione que se la dio. Pero, ¿podría usted confiar en que Dios, el Dios que usted conoce, le dio suficiente tiempo a Satanás? ¿No ha sido ¬Él siempre así? ¿No es cierto acaso, que Dios no quiere la muerte de sus hijos? Así que Dios espera tanto tiempo por nosotros, que incluso algunas personas se preguntan si va a venir algún día. Y recordemos que Pedro habla de esto y también Pablo. Así que tenemos una imagen constante de todo esto a través de toda la Biblia. De que Dios esperará y esperará, y nos da todas las oportunidades para que nos arrepintamos. De hecho, basado en la autoridad de la parábola del Hijo Pródigo, me sentiría libre de decir que si Satanás se hubiera arrepentido, Dios lo habría restituido completamente a su posición original. Porque cuando el hijo pródigo volvió, dijo: “si tan solo me recibieras como a uno de tus siervos, yo estaría agradecido”. Y el padre le dice: “No tenemos hijos de segunda categoría en nuestra familia. O estás en casa completamente o no estás”. Y eso molestó al hermano mayor. El padre le da un cheque en blanco para que vaya al banco cuando le pone el anillo. Así que yo diría que el Dios de la historia del hijo pródigo, de arrepentirse Satanás, lo hubiera recibido de nuevo restituyéndolo enteramente.

(LV): Usted mencionaba como referencia Efesios 3:9 y 10. Y esto nos cambia de tema, pero en Efesios 3 aparecen las palabras: “Para que la multiforme sabiduría de Dios sea dada a conocer por la iglesia”. La persona que pregunta desea que amplíe un poco sobre la forma en la que usa la palabra “iglesia” aquí. ¿Está hablando de una denominación, iglesia en el sentido oficial de una organización?

(GM): Ah, es una buena pregunta. Me recuerda cuando hablábamos de que todos somos miembros de la familia, la vez pasada. La palabra “iglesia” tiene muchos significados ¿no es así? Por ejemplo, este edificio es una iglesia, o la organización es una iglesia. ¿Permite su iglesia esto o lo otro?, preguntamos a veces. ¿Se dan cuenta? la palabra “iglesia” tiene muchos significados, ¿qué quiere decir aquí? Tenemos que regresar a la palabra original. Y la palabra original sugiere que son aquellos que responden a la invitación de Dios. Es casi como “congregación”, nos reunimos todos juntos. O “sinagoga”, se reúnen todos juntos. Estos son todos los que forman parte del pueblo de Dios, en todas partes, los que responden a la invitación de Dios, y que por lo menos profesan que son sus amigos. Y Dios trabaja a través de esas personas. Ahora bien, Él obra y se revela a sí mismo de la forma en la que Él trata a cada uno. Pero a través de algunas personas como Abrahán, y por lo tanto mediante sus descendientes, Dios ha obrado de manera especial. Y le llamaron a esto, la iglesia en el desierto. Y Pablo era miembro de esa iglesia. Jeremías era miembro de esa iglesia. Todos podemos ser parte de ese grupo de individuos que le dicen que sí a Dios, que responden a su llamado. Todavía necesitamos que trabaje mucho en nosotros, necesitamos mucha disciplina, mucha corrección, mucha sanidad. Pero al mismo tiempo tenemos el privilegio de unirnos a Él, para esparcir las buenas nuevas acerca de cómo es Él. Y así, Dios por medio de su iglesia, de la manera en que trata a su iglesia, de cooperar con la iglesia (lo que es un gran privilegio), ha revelado sus propósitos y planes. Pero esta no es cualquier denominación, eso está claro.

(LV): ¿Es de esto de lo que usted hablaba cuando hablaba de ser testigos, y que Jesús dice: “ustedes son mis testigos?”

(GM): Todos esos serán miembros de la iglesia, eso es seguro. De la iglesia de aquellos que han llegado a confiar en Dios otra vez. Y ellos gozan de la unidad que es inherente a esa confianza, la de Efesios 4.

(LV): Ellos encontrarán algo en común que los une, con esa misma confianza que ellos tienen en nuestro Padre celestial. Esto nos lleva a una pregunta que creo que discutimos un poquito la semana pasada. Pero que quizás tenemos que tocar una vez más. Si Dios sabía que Lucifer iba a ser tal instigador de problemas sobre la raza humana, ¿por qué lo creó? Esta pregunta desconcierta a muchos, y una buena respuesta que sea comprensible calmará las dudas de muchos.

(GM): Está a la orden del día, solamente es aceptable una respuesta buena y comprensible. Y como lo mencionaba la semana pasada, no me gusta limitar a Dios. No me gusta limitar su conocimiento del futuro. Así que me gusta creer que cuando Dios creó a Lucifer, Él sabía que causaría problemas. Pero Dios también sabía lo que Él mismo iba a hacer, y dijo: “estoy dispuesto, al crear a esta magnífica criatura me va a costar, pero estoy dispuesto a pagar el precio”. Y creo que eso lo hace aún más maravilloso, que Él continuara adelante, sabiendo que le ocasionaría problemas.

¿Y qué es lo que sigue después de eso? ¿Qué entonces, Dios es el responsable? Dios nunca ha creado a nadie imperfecto. Sus creaciones son perfectas. Lucifer no estaba para nada inclinado al mal. Él lo maquinó todo; lo que sugiere algo maravilloso. Dios nos creó perfectos, pero parte de esa perfección es darnos incluso la capacidad de rebelarnos. Para que cuando decimos que amamos a Dios, no es porque fuimos programados así, porque también podemos decir “te odiamos”. Adán y Eva lo demostraron. Cuando ellos pecaron en el jardín, ellos tenían libertad para pecar.

(LV): Entonces Satanás no hizo lo malo debido a un defecto de creación, como un automóvil que la fabrica reclama como defectuoso. Él era perfecto.

(GM): Él era perfecto.

(LV): Pero con esa libertad de elegir, eso podía llevarlos a todo tipo de consecuencias.

(GM): Sí. Pero Dios no es de ninguna manera responsable. Pero otra cosa maravillosa acerca de Dios es que Él pagó el precio, como si fuera su culpa. ¿Se dan cuenta? Él asumió la responsabilidad, como si fuera su culpa. Yo creo que es porque la libertad significa mucho para Dios. Él lo prefiere de esta costosa manera, en vez de tomar un atajo y programarnos para que nos portemos bien. De tal manera que nos alineáramos y que al decirle que lo amamos Él sólo escuchara una grabación. Y eso no le agradaría a nuestro inteligente Dios.

(LV): Todavía no dejo de pensar en lo que nos preguntó al empezar, si hemos alineado a nuestra esposa e hijos ordenándoles que nos amen.

(GM): Estoy seguro de que usted nunca lo hizo.

(LV): No recuerdo haberlo hecho.

(GM): Me puedo imaginar lo que Marjorie le hubiera dicho.

(LV): No hubiera sido gratificante tampoco, si hubieran respondido ante ese tipo de presión. ¿Por qué cree usted que el árbol que estaba en el centro del jardín era el único lugar donde Satanás podía tentar a Eva? Creo que usted habló de eso la semana pasada.

(GM): Es correcto.

(LV): No entiendo por qué usted piensa que el mandamiento de Dios de no comer de ese árbol era un mandamiento de protección.

(GM): Sí. Porque no hay texto bíblico que diga que solo podía abordarla en ese árbol. Pero si usted hubiera sido el diablo, perdóneme la idea, ¿cuál árbol hubiera escogido usted? ¿No hubiera ido usted al árbol de la vida? Él nunca les habló desde el árbol de la vida. Así que aparentemente él estaba limitado a ese árbol. Y él sabía que se les había dicho que no fueran allí. Entonces cuando usted amarra el hecho de que Dios dijo no vayan a ese, sola a ese árbol del huerto. Y fue allí en donde Lucifer les habló.

(LV): Entonces, él no tiene un acceso libre a ellos.

(GM): Aparentemente no. Así que es bien claro que el árbol fue puesto allí para protegerlos, porque ese era el único lugar en que podía abordarlos. Pienso que es la única inferencia lógica.

(LV): La siguiente pregunta se relaciona un poco con eso. ¿Existe el mal para permitirle a los humanos que escojan entre el bien y el mal?, ¿para que usemos nuestro criterio propio? Esto suena como si el mal es algo bueno, porque me da la oportunidad de escoger. ¿Qué piensa al respecto?

(GM): Afortunadamente Pablo maneja ese tema de una manera poderosa. Porque es verdad, mientras más malvados hemos sido, más ha abundado la gracia de Dios. Así que Pablo dice: “¿por qué no somos un poco más malos, para que Él se vea más misericordioso? Y entonces Pablo condena esa terrible idea. Y lo dice dos veces. Es verdad, mientras más mal no hemos comportado, más misericordiosamente Dios se ha inclinado para encontrarnos, amarnos y tratarnos tan misericordiosamente. Bien, si mientras más negro es el telón, más brillante luce la justicia de Dios, ¿por qué no le pintamos un telón más negro? Pablo dice que esa es una idea terrible. De hecho, en la traducción en inglés de Phillips, utilizando una buena expresión en inglés él dice, “¡Qué idea más hoorrrriiibleee!, no es solamente “horrible”, sino “horriiiiiiiiblee”.

(LV): Hay que decir eso bien fuerte.

(GM): Sí que es necesario. Pero ¿sugerir que nuestra pecaminosidad y nuestra maldad ha ayudado a Dios? Es sólo que el tomó una emergencia y la transformó en algo bueno. Así es Él el único que se luce en todo esto. No le sirvamos o pensemos que le servimos mejor al ser un poco más malvados para que Él pueda demostrar cuán bueno es. Ya hemos sido suficientemente malos.

(LV): Muy bien, aquí tenemos otra pregunta: ¿Si una persona es sincera, en los asuntos religiosos, pero está sinceramente equivocada, de quién es la culpa? Y supongo que la otra pregunta implícita detrás de estar es: ¿Cuáles serían las consecuencias de eso? ¿Va a ser castigada esta persona o a sufrir las consecuencias de eso?

(GM): Sí, me gusta esa pregunta, y lo que implica. Eso necesita ser entendido o daría una impresión de hostilidad. Yo creo que si uno sinceramente toma un camino equivocado, uno sinceramente va a llegar al destino equivocado. Es la verdad.

(LV): ¿Así que, de quién es la culpa?

(GM): Lo que pasa es que si uno es en verdad sincero, quiero decir, si estamos en realidad dispuestos a escuchar, Dios no nos va a dejar en la oscuridad. Como lo dice Juan, Cristo es la luz que alumbra a todo el que viene a este mundo. Y Pablo dice en Romanos que hay gentiles que no saben nada de la Biblia, que no saben nada de la ley de Dios y sus instrucciones. Pero que hacen por naturaleza las cosas que la ley requiere, y demuestran que la ley ha sido escrita en sus corazones. Y me encanta ese párrafo que usted y yo conocemos tan bien, el que dice que incluso entre los gentiles hay quienes adoran a Dios sin saberlo; aquellos a quienes el mensaje nunca les llegó por medios humanos, pero que han escuchado la voz de Dios que les habla en la naturaleza. Y han hecho lo que la ley requiere: Amar. Y son reconocidos como hijos de Dios. Cualquiera en este planeta que sincera y humildemente está dispuesto a escuchar, Dios no lo va a abandonar y a dejarlo en la oscuridad.

Es un gran privilegio ser el primero en alcanzar a alguien con la buenas nuevas, pero algunas veces otro llega primero. Piensen en los misioneros que naufragaron en los arrecifes, mientras se acercaban a una isla para de alguna manera “convertir a esos caníbales al cristianismo”. Y cuando estaban a punto de ahogarse, llegan los caníbales remando en su canoa. Y se despiden entre ellos, ya saben lo que les va a pasar dentro de poco. Pero en vez de lo que esperan, los caníbales los suben a la canoa y los llevan a la playa y los ayudan a reanimarse. Entonces, finalmente cuando ya están cómodos, el misionero dice: “reunamos a esta gente y démosle la verdad”. Y empieza a predicarles acerca del amor. Y su misionera esposa lo codea y le dice: “Espera un momento, esta gente arriesgó su vida para salvarnos en el arrecife”. Y el ministro le dice, “Pero nadie les ha predicado todavía”. “Bueno, acuérdate de Romanos 2”. El Espíritu de Dios, en mucha y variadas maneras ha alcanzado a la gente. Entonces yo diría, que si uno es verdaderamente sincero, uno no terminará “sinceramente equivocado”. Si uno está sinceramente equivocado, uno le ha estado diciendo “No” a la verdad por mucho tiempo.

(LV): Oh, ya veo. Esto de la sinceridad, posee esa cualidad sanadora. Entonces, usted está diciendo que la sinceridad tiene que involucrar también el análisis cuidadoso de las pruebas. Tiene que haber una apertura a crecer, a aprender.

(GM): Ese es el verdadero significado de sinceridad. Uno aceptará la corrección si está equivocado.

(LV): Mientras que uno pudiera ser tentado a decir: “Bueno, yo soy realmente sincero, pero no quiero tomarme todo el tiempo para examinar esto, o para pensar en ello”, y cosas por el estilo. Eso sería una posición muy peligrosa.

(GM): Hay humildad en la sinceridad.

(LV): Muy bien, aquí hay otra pregunta de la semana pasada. ¿Podría explicar, desde el ángulo de la amplia visión, desde la perspectiva ampliada, el versículo “Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecado? ¿Esta siendo la palabra “remisión” utilizada aquí en un sentido diferente al término médico que indica que una enfermedad no ha sido curada, sino que se encuentra en estado inactivo, sin síntomas? Me desagradaría pensar que la sangre de Cristo, solamente puede, digamos, desactivar, sí esa es la palabra, desactivar la rebelión pero no puede curarla en realidad”. ¡Esta es una pregunta interesante!

(GM): ¡Esa pregunta es un gran sermón en sí misma! Al respecto de que “Sin derramamiento de sangre no hay remisión de pecados”, el mejor momento para contestarla va a ser la noche en la que hablemos de por qué tuvo que morir Jesús. Allí será contestada en verdad. Pero la otra mitad, debemos comentarla. La remisión de pecados. En la Biblia, remisión, no es un término médico. Si el pecado solo se pusiera en remisión, estaríamos verdaderamente en una condición muy lamentable. Y nuestras infecciones llegarían al mundo venidero, y nuestra rebelión continuaría. La palabra allí es perdón. Dios envió a su Hijo, no solo para perdonar sino para eliminar el pecado. Por eso esa segunda parte es una pregunta seria. Dios no ha terminado con el pecado hasta que no lo haya eliminado. Así mismo.

(LV): Y hablaremos más sobre ese tema en particular.

(GM): Sí. En verdad dice: “Sin derramamiento de sangre no hay perdón”. Es la palabra común para “perdón”.

(LV): Oh, ya veo. Eso marca la diferencia entonces, en nuestra comprensión del texto.

(GM): Pero tenemos la pregunta de por qué es necesaria la sangre. Y tendremos que abordarla con mucha seriedad.

(LV): Y ahora, la pregunta de la semana. En algunas de las discusiones que hemos tenido allá en el salón de usos múltiples y en otros lugares durante esta semana. Puede haber un par de preguntas que pienso que sería útil traer a colación. Y quiero regresar a aquella pregunta de la que hablamos un poco la semana pasada. Si nosotros decimos que Dios ya ganó la guerra, y lo mencionamos otra vez esta noche, ¿por qué estamos aquí todavía? ¿Qué es lo que Dios está esperando? ¿No debería la guerra haberse terminado ya?

(GM): Esa pregunta necesita una noche completa, y se la vamos a dedicar, cuando hablemos de qué es lo que Dios está esperando. Pero quizás hay quienes no quieren esperar tanto, y me parece bien. Cuando Satanás y sus ángeles fueron arrojados del cielo, eso fue un tipo de victoria, pero no tanto. Había todavía muchas dudas por resolver. La paz no había sido confirmada. Aún los ángeles leales tenían sus preguntas. Así que una victoria que nosotros podríamos considerar como “la verdadera victoria”, uan victoria física, no era victoria para nuestro Padre celestial. Pero cuando Jesús murió, Él dijo: “Consumado es”. Y cuando el domingo de resurrección ascendió al cielo, encontró al universo celebrando porque en verdad Él había ganado la guerra. Y cuando leemos el libro sesenta y seis de la Biblia, el libro de Apocalipsis, no hay dudas en el cielo: “Has demostrado ser misericordioso, justo, bueno y santo y tienes la victoria”. Y vez tras vez se repite. Así que viéndolo desde esa perspectiva, la guerra se ganó allí. Pero lo que yo entiendo sería que los ángeles y los habitantes de los otros mundos han prestado tanta atención a lo que Jesús reveló en su vida y con sus enseñanzas, y a la forma en la que sufrió y murió, que entendieron el mensaje. Y no podían esperar el domingo de resurrección para decirle: “En lo que a nosotros respecta, ganaste nuestra lealtad, ganaste la guerra”.

Desafortunadamente, en este planeta no entendimos el mensaje. Jesús invitó a tres de sus discípulos a presenciar algo de la evidencia en el Getsemaní. Pero los hermanos se durmieron durante toda la demostración. Y los invitó a llegar a la cruz, para presenciar la respuesta más importante de todas. El universo observaba, pero ¿dónde estaban los hermanos?, como Él los llamaba. Once de ellos se habían sumido en una profunda depresión. Solo uno de ellos estaba presente. Y es por eso que Juan escribió las cosas más significativas del por qué Jesús tuvo que morir. Así que misericordiosamente Dios ha esperado a este pequeño planeta, a este pueblo, para que se decida. Usted puede contar con Dios, esto es parte del confiar en Él. Sabemos que hay acontecimientos asombrosos que han de suceder en este planeta antes de que Jesús venga. Y mientras no estemos tan firmes en la verdad como están los ángeles, no permitirá que esos eventos finales lleguen. Él los retrasa y misericordiosamente espera. Me pregunto cuándo llegará el día en que Dios pueda decir: “Mi pueblo está ya firme en la verdad. Ya pueden venir los eventos finales”.

(LV): Graham, quisiera que comente sobre esta pregunta, acerca de la ira de Dios. Puedo escuchar a alguien expresarla esta noche, quizás la pregunta ya se hizo antes, pero ¿acaso no habla la Biblia de la ira de Dios, muchas, muchas veces? ¿Puede darme una respuesta de unos cuarenta y cinco segundos?

(GM): ¿Sobre la ira de Dios?, sí. Cuando hablemos del por qué tuvo que morir Jesús podremos hablar más al respecto. Pero no quisiera irme en ninguna noche sin dejar la duda bien resuelta. Si toma los sesenta y seis libros de la Biblia y busca todas todas las referencias sobre la ira de Dios, en toda la Biblia, encontrará muchos lugares que dirán (y más adelante voy a poner los versículos en la hoja de referencias para esa noche) que la ira de Dios es simplemente el darle la espalda en amante decepción a aquellos que de todas maneras no lo quieren, dejándolos así con las inevitables y horribles consecuencias de su propia elección rebelde. No es como nuestra cólera.

(LV): Tenemos que escuchar más sobre ese tema.

(GM): Y claro que lo haremos.

(LV): Pero ahora es tiempo de que hablemos un poquito sobre nuestra próxima plática. ¿Cuál es el tema? ¿Nos puede mencionar un poquito al respecto?

(GM): Todo lo que Dios nos pide es confianza.

(LV): Amarra muy bien con el tema de hoy.

(GM): La posición fundamental es que Dios puede, y va a salvar a todos los que confíen en Él. Porque si tan solo confiamos en Él lo suficiente como para estar de pie humildemente, listos a ser enseñados en su presencia, y preguntarle ¿qué tengo que hacer para ser salvo? ¿Qué tenemos que hacer para ser sanados? No es problema para nuestro creador, Él puede préstamente sanar los daños que se han hecho.

(LV): Graham, me parece que esta noche usted ha enfatizado que tenemos que entender el problema para poder entender la solución.

(GM): Eso marca la diferencia.

(LV): Y que todo en realidad, depende de cómo entendemos cuál es la naturaleza del problema del pecado. Y puedo verlo reverberando durante el resto de las semanas que vienen, mientras conversamos juntos.

(GM): Sí así es.

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