CONVERSACIONES ACERCA DE DIOS
18 de mayo de 1984. Iglesia de la Universidad de Loma Linda.
Número dieciséis: “El último ruego de Dios a sus hijos”, otra mirada a los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14, desde el amplio escenario del gran conflicto acerca del carácter de Dios y su gobierno.
En el último de los sesenta y seis libros, la guerra que empezó en el cielo se describe como culminando en los mensajes finales de advertencia e invitación de los tres ángeles. Todos enviados de parte de nuestro Padre celestial que no quiere que ninguno de sus hijos se pierda. El primer ángel habla de las buenas noticias eternas y hace un llamado a todos los pueblos a que se decidan acerca del Creador. ¿Cuáles son estas buenas noticias, esta eterna verdad que siempre ha existido y que permancerá por siempre como el fundamento de nuestra confianza en Dios? ¿Podemos como Pablo, estar tan convencidos acerca de esta verdad de tal manera que ni aun un ángel del cielo podría persuadirnos a cambiar? (Gálatas 1)
El segundo ángel habla del colapso final de la oposición satánica en corrupción y derrota. El tercero describe las inevitables consecuencias de preferir las mentiras de Satanás en vez de la verdad eterna. El mensaje del tercer ángel es el más temible de toda la Biblia, y el enemigo quiere que lo malentendamos como las palabras de un Dios airado. Pero todos libros previos de las Escrituras nos han preparado para comprender las terribles consecuencias del pecado y de cómo Dios hará todo lo posible para salvar a sus hijos. Por última vez nuestro Padre celestial, Aquel que preferiría decirnos la verdad con gentileza, eleva su voz en sorprendente ruego y advertencia: “Si están decididos a abandonarme, ¡tendré de dejarlos ir!”
Podemos confiar en que el Dios que adoramos enviaría los tres mensajes finales al mundo. En estos últimos días antes del fin, Él no abandonará a sus hijos en la oscuridad y sin advertencias. Y detrás de las temibles palabras del mensaje del tercer ángel se encuentra el Dios de Oseas clamando: ¿Por qué morirás? ¡Cómo podré abandonarte! ¿Cómo puedo dejarte ir?”
Textos bíblicos incluidos:
Apocalipsis 14:6-12. “Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Reina Valera 1960).
Gálatas 1:8,9. “Pero si nosotros mismos o un ángel del cielo les anuncia un evangelio distinto del que les hemos anunciado, ¡que sea expulsado! Ya se los dije antes, y ahora les vuelvo a repetir: el que les predique un evangelio distinto del que ustedes han recibido, ¡que sea expulsado! (La Biblia del Pueblo de Dios).
Gálatas 1:6, 7. “Me asombra, que tan pronto estén dejando ustede… para pasarse a otro evangelio. No es que haya otro evangelio, sino que ciertos individuos están sembrando confusión entre ustedes y quieren tergiversar el evangelio de Cristo” (Nueva Versión Internacional).
Gálatas 3:1. “¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os alucinó a vosotros, ante cuyos ojos Jesucristo ha sido claramente representado como crucificado?” (Versión Moderna).
Gálatas 4:8, 9. “Antes, cuando no conocíais a Dios, erais esclavos de los que en realidad no son dioses. Pero ahora que conocéis a Dios… ¿cómo es que queréis regresar…? (La Biblia al Día).
1 Corintios 1:17, 18. “Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio… Pues la predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; mas para los que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios” (Biblia de Jerusalén).
Romanos 1:16, 17. “Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación…Porque en él se revela la justicia de Dios” (Biblia de Jerusalén).
Jeremías 9:24. “Si alguien quiere hacer alarde de algo, que lo haga de que aprendió a conocerme, y de que entiende que yo soy el Señor que actúa con fiel amor, justicia y rectitud, pues es lo que a mí me gusta. Lo dice el Señor” (La Biblia, Palabra de Dios para Todos).
Romanos 3:25, 26. “Porque Dios lo presentó muriendo públicamente como medio de reconciliación, hizo esto para demostrar Él mismo su rectitud o justicia. Para demostrar que Él es recto o justo y no como sus enemigos le han hecho parecer. Y porque Él es recto o justo y digno de confianza, Él rectifica a todo aquel que confía en Jesús” (Maxwell).
Juan 8:32. “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Reina Valera 1960).
Gálatas 5:1. “Para ser libres nos libertó Cristo. Manteneos, pues, firmes y no os dejéis oprimir nuevamente bajo el yugo de la esclavitud” (Biblia de Jerusalén).
Romanos 1:4,5. “Su Hijo Jesucristo nuestro Señor, por medio de quien he recibido gracia y la comisión por amor de su nombre, de ganar a los hombres a la obediencia que brota de la fe”. (Versión en inglés de Weymouth)
1 Juan 4:16, 18. “Dios es amor… en el amor no hay temor” (Reina Valera 1960).
Mateo 24:14. “Se predicará esta buena noticia del reino en todo el mundo… y entonces vendrá el fin” (Torres Amat).