NÚMERO VEINTE: “EN PAZ CON NUESTRO PADRE CELESTIAL”

Número veinte: “En paz con nuestro Padre celestial”, otra mirada a la exitosa pero altamente costosa solución de Dios a la crisis en su familia.

Empezamos estas conversaciones recordando que una vez hubo paz en todo el universo. Y había paz porque todos los miembros de la vasta familia de Dios confiaban los unos en los otros, y en su Padre celestial. Él a su vez podía sin riesgo alguno, confiar en ellos. Pero también hablamos de de la guerra que empezó en el cielo, el conflicto de desconfianza, las falsas acusaciones del enemigo y la paciente demostración de parte de Dios de la verdad. El conflicto no era meramente acerca de la obediencia a las leyes, sino acerca del carácter y el gobierno del mismo Dios. La victoria para Dios no es la destrucción de sus enemigos. Eso lo pudo haber logrado mediante una simple orden o por la manifestación de su ilimitado poder. Pero es que los enemigos de Dios son sus propios hijos descarriados. No hay victoria para Dios sino hasta que todo lo que salió mal sea corregido, hasta que la paz haya sido asegurada para la eternidad. No una falsa paz a base de fuerza o temor, sino paz verdadera basada en el amor y la confianza que se dan en libertad.

No puede haber paz si Dios fuera como Satanás ha dicho que es: arbitrario, vengativo, no perdonador y severo. El simple perdón y el ajuste de nuestra situación legal no producirá paz entre pecadores y este tipo de Dios. Pero existen explicaciones de la salvación que parecen basarse en el supuesto de que las acusaciones de Satanás son verdaderas. “Dios es arbitrario” dirán algunos, “pero como el Soberano Él tiene derecho a serlo”. “Dios toma venganza, pero en su caso la llamamos justicia”. Algunos insinuarán que Dios es severo y no perdonador, pero muchos sugieren lo mismo al urgir la necesidad de un Amigo allá que le ruega al Padre que nos perdone y sane.

Pablo le dijo a los primeros cristianos que puesto que fuimos ganados de nuevo a la confianza y así rectificados con Dios debemos seguir disfrutando la paz que tenemos con Dios por medio de Jesucristo (Romanos 5:1). Jesús vino para traernos paz con Dios, no al pagar una pena legal para que Dios no tuviera que matarnos al final. Él trajo paz al demostrar la verdad acerca de Dios, de que no es necesario tener miedo. Ciertamente que Dios abandanorá a quienes rehúsen confiar, escuchar y aceptar su sanidad. Pero Dios no torturará a muerte a sus hijos que están muriendo. Jesús trajo paz, no tanto al asegurarnos que Él será nuestro amigo en el tribunal, sino al mostrarnos que no es necesario que Él le ruegue a Dios de nuestra parte, porque el Padre es tan amigo como Él.

Ciertamente que la única manera de rectificarnos y mantenernos rectos fue que Jesús viniera a demostrar la verdad acerca del Padre. Y así, como lo dijera una de las mejores amigas de Dios: “Todo el propósito de la misión de Cristo en esta tierra fue rectificar al hombre al revelarle la verdad acerca del carácter de Dios”. Esta es la verdad que nos libera. Esta es la verdad que trae paz eterna. Pero, ¿nos gusta? ¿la deseamos? Al igual que Dios ¿lo entregaríamos todo con tal de obtener una paz tal?

Textos bíblicos incluidos:
Romanos 5:1. “En consecuencia, ya que hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (La Biblia al Día).
“Paz tengamos” (Septuaginta en español)
“Mantengamos la paz” (Torres Amat)
“Sigamos disfrutando la paz que tenemos” (Versión en inglés de Helen Barrett Montgomery)

1 Reyes 9:3, 4. “Jehová le dijo a Salomón. . . «si me sigues con integridad y rectitud de corazón, como lo hizo tu padre David, . . . »” (Nueva Versión Internacional).

Colosenses 1:20. “Por medio de Cristo, Dios hizo que todo el universo volviera a estar en paz con él. Y esto lo hizo posible por medio de la muerte de su Hijo en la cruz” (La Biblia en Lenguaje Sencillo).

Mateo 10:34-36. “No vine a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a enfrentar al hijo con su padre, a la hija con su madre y a la nuera con su suegra; y así, el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa” (La Biblia Palabra de Dios).

Juan 1:11. “Vino a su propia casa, y los suyos no le recibieron” (Torres Amat).

1 Pedro 4:12-14. “No se sorprendan con la dolorosa prueba por la que están pasando. . . Más bien, alégrense de compartir los sufrimientos de Cristo… Si otros los maldicen por causa de Cristo, ustedes son afortunados porque el glorioso Espíritu de Dios está sobre ustedes” (La Biblia Palabra de Dios para Todos).

Gálatas 5:22. “En cambio, cuando el Espíritu Santo dirige nuestra vida, produce en nosotros frutos de amor, gozo, y paz… ” (Biblia en Castellano Antiguo).

Juan 14:25, 26. “El Consolador, el Espíritu Santo… os recordará todo lo que yo os he dicho… La paz os dejo, mi paz os doy… No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Reina Valera 1960).

John 16:33; 17:1, 3, 4. “Yo les dije esto para que encuentren paz en mí. En el mundo ustedes tendrán que enfrentar persecución, pero, ¡sean valientes! Yo he conquistado al mundo”. Es decir, hemos ganado nuestro caso en el gran conflicto. Luego se vuelve y le dice a su Padre: “Padre… ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero… te he glorificado en la tierra, habiendo acabado la obra que me has dado que hiciera” (Reina Valera 1989).

Romanos 7:23, 24. “Pero veo otra ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente… Me hace prisionero… ¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará?” (La Biblia de las Américas).

Romanos 8:31, 38, 39. “Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?… estoy seguro que… ni ángeles ni principados ni potestades… nos podrán separar del amor de Dios” (Reina Valera 1995).

Hebreos 12:11. Ciertamente, ningún castigo es agradable en el momento de recibirlo… el resultado es una vida de paz y rectitud” (Dios Habla Hoy).

Romanos 5:3, 4. “Todo esto hace que nos sintamos gozosos incluso en situaciones adversas y aflictivas, porque las aflicciones nos enseñan a tener paciencia, la paciencia genera fortaleza de carácter… y la fortaleza de carácter es principio de esperanza. Y la esperanza no defrauda” (Biblia en Castellano Antiguo).

Isaías 26:3, 4. “Al de firme propósito guardarás en perfecta paz, porque en ti confía” (La Biblia de las Américas).

Hebreos 4:2. “Porque nosotros, al igual que ellos, también recibimos la buena noticia, pero a ellos no les sirvió de nada porque no la aceptaron con fe” (La Biblia, Palabra de Dios para Todos).

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *