NÚMERO ONCE – LAS MEDIDAS DE EMERGENCIA DE DIOS

Bienvenidos a la décimoprimera de nuestras conversaciones acerca de Dios. Otra visión de nuestro Padre celestial en el amplio escenario del gran conflicto sobre su carácter y gobierno. El tema de nuestra conversación de esta noche es: “Las medidas de emergencia de Dios.” Una oportunidad para considerar, una vez más, lo extremo. En verdad, el extremo extraordinario hasta el que Dios ha estado dispuesto a ir con tal de mantener la unidad en su familia, mientras demuestra la verdad y busca llevar todo este conflicto a un final exitoso. Y como hemos estado discutiendo, Dios no se conformará con nada menos que la paz y la libertad, establecidas en condiciones de confianza mutua, confianza bien fundamentada y amor, gracias a toda la evidencia que a través de los años Él nos ha dado.

Y claro, la emergencia es el rompimiento de esa confianza y confiabilidad que hemos discutido anteriormente. Esa necia y sospechosa falta de disposición a escuchar que ha hecho tan difícil para Dios sanar el daño que fue hecho. Las dañinas consecuencias de esta interrupción de la confianza en la familia son claramente presentadas en toda la Escritura y a través de la historia y las vemos en la sociedad en derredor nuestro.

Y Dios se propone rectificar y mantener recto todo lo que se dañó. Pero es necesario en primer lugar que Él nos convenza de que podemos confiar para que estemos dispuestos a escuchar. Y así dar sanidad a todo el daño existente. ¿Se dan cuenta? el mero perdón solamente no puede reparar el daño causado por este rompimiento de la confianza y de la confiabilidad. Ni haría que el universo fuera seguro, ni lo mantendría seguro por la eternidad. Podríamos decir que el cielo no será repoblado con criminales perdonados, sino con santos que confían y en quienes se puede confiar, con nuevos corazones y espíritus rectos, así como David pedía.

Concediendo todo eso, ¿qué tal si no estuviésemos dispuestos a escuchar? ¿Qué sucedería si no prestamos atención a la generosa oferta de Dios? ¿Qué hay de aquellos que han sido tan influenciados por la mentiras de Satanás al punto que se han ido en pos de otros dioses o de ningún dios en lo absoluto? O aún más grave, ¿qué hay de aquellos que han sido tan influenciados por las mentiras de Satanás que buscan adorar al verdadero Dios, pero que lo adoran como a un Dios arbitrario, vengativo y severo? Y así, le ofrecen la obediencia que resulta del temor, con todas las horrendas consecuencias que resultan de ello. Y entonces, ¿qué hay de todas las personas que viven entre ambos extremos? ¿Cómo los puede alcanzar Dios?

No es de asombrarse que en el registro bíblico veamos a Dios que en muchas y variadas maneras trata de alcanzarnos en donde quiera que estemos en esta emergencia. Hablándonos en un lenguaje que podamos entender, conduciéndonos a un paso no mayor del que podemos seguir. Y corriendo graves riesgos de ser malentendido mientras trata de atraer nuestra atención y mantenerla lo suficiente como para podernos decir más de la verdad acerca de sí mismo. Cuando no escuchamos, seguro que Dios subió el tono de su voz, como en el Sinaí. Cuando fuimos irreverentes, Él hizo que la tierra temblara bajo nuestros pies. En los días de Eliseo, hasta envió osos. Hizo descender fuego en el monte Carmelo. Tantas historias en la Biblia que ilustran a Dios dispuesto a correr el riesgo de ser malentendido mientras nos conduce a la reverencia que es el principio de la sabiduría. Entonces, cuando fuimos tentados a tomar el pecado a la ligera y a desestimar las graves consecuencias del pecado, aquel que ve aún cuando el pequeño gorrión cae, instituyó el sistema de sacrificios y de ceremonias que requirieron la muerte de miles de sus criaturas. Entonces cuando fuimos tentados a aceptar la mentira de Satanás de que el pecado no conduce a la muerte, Dios envió a su Hijo para morir esa muerte y así demostrar la verdad.

Y la Biblia entera está llena de esas medidas de emergencia. Cada vez se me hace más difícil decidir cuáles poner en la hoja de referencias bíblicas. Esta vez es particularmente difícil, porque la Biblia entera está llena de ilustraciones de los extremos a los que Dios ha estado dispuesto a ir. Afortunadamente ya hemos incluido algunas antes. Como cuando Jesús explicaba el por qué Dios dio permiso para divorciarse en el Antiguo Testamento. Él dijo que esa fue una medida de emergencia debido a “la dureza de vuestros corazones”. De hecho, ¿no podríamos decir que toda la Biblia es una medida de emergencia? Y puesto que se mencionan tantas, pensé que podría ser mejor considerar de manera especial dos de ellas. Dos de las más importantes medidas, y quizás las dos más seriamente malentendidas.

La primera es el uso de emergencia que Dios hizo de la ley. Si es cierto que para Dios no hay nada que valga más que nuestra libertad, ¿por qué hizo tanto uso de la ley? ¿Y si todo lo que Él pide de nosotros es confianza y amor, y esos no pueden conseguirse por la fuerza o demandarse, entonces por qué nos dio el decálogo, que parece demandar nuestro amor y obediencia bajo amenaza de ejecución? ¿Y si no desea ser visto como arbitrario, exigente y severo, por qué nos ha rodeado de innumerables reglamentos?

Pablo entendió todo al respecto de la verdad y la libertad. Y las enfatizaba tanto que fue acusado de dejar a un lado las reglas, de dejar a un lado la ley de Dios. “No”, dijo Pablo, “No es ese mi objetivo, la fe no invalida la ley. La fe confirma la ley…” cuando la pone en la perspectiva apropiada. Pero, ¿cuál es la perspectiva correcta para ver el uso que Dios hace de la ley? Se menciona en Gálatas 3, el primer texto en nuestra hoja de referencias bíblicas. Cuando Pablo repite la pregunta que su audiencia hacía:

“Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones” (LBLA).

Entonces Pablo prosiguió explicando el por qué se añadió la ley. Usando el lenguaje de la Reina Valera 1865, y que ustedes saben de memoria dice: “La ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo”. La palabra griega es, y he tratado de no pronunciar muchas palabras en griego en nuestras conversaciones, la palabra en griego es «paidagogos». ¿Pueden notar la palabra pedagogo allí, como en el método pedagógico? Bueno, esa palabra era en realidad el nombre que se le daba a un esclavo de confianza cuya responsabilidad era la de llevar a los niños a la escuela, y asegurarse que se quedaban allí y después era también su responsabilidad llevarlos de vuelta a casa. Él no era el maestro, el era el tutor, era el protector.

Ahora ustedes pueden ver por qué se traduce así en el siguiente versículo. Veamos Gálatas 3:24, 25 en nuestra hoja.

“Así que la Ley nos sirvió de guía,” algunos lo han traducido como, tutor, ayo, guardián o hasta guía, “para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Y ahora que ha llegado la fe, no necesitamos más de un guía” (BPD).

Quizás ustedes quieran compararlo con la Nueva Versión Internacional, a continuación:

“Así que la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo para que fuéramos justificados por la fe. Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos sujetos al guía” (NVI).
Ahora, según su opinión, ¿de qué ley está él hablando? ¿Cuál ley fue añadida a causa de las transgresiones para llevarnos a Cristo? ¿Fue la ley ceremonial? ¿O fue la ley moral? ¿O fue toda la ley? ¿Se atrevería usted a incluir los diez mandamientos? Bueno, considere cómo es que Dios dio los diez mandamientos. Un día, ustedes recuerdan, Él reunió a sus mal portados hijos al pie del Sinaí. Y anunció: “Quiero que paren todos los asesinatos. Y que paren todo el odio. Yo quiero que paren todo el robo, el engaño, las mentiras y la inmoralidad. Quiero que paren de ir en pos de otros dioses”. ¡Que tipo de emergencia había en su familia cuando le tuvo que pedir a sus hijos que parasen de hacer todas esas cosas! Ustedes pueden reconocer claramente el decálogo allí. Fue agregado a causa de las transgresiones.

¿Alguna vez ha tenido que hacer eso en casa? Algunos de los padres aquí podrían decir en la mañana, digamos por ejemplo el próximo lunes antes de que los niños se vayan a la escuela, en su culto matutino, va usted a decir: “Muy bien Billy, vamos a ver si entre todos podemos hacer de este un muy buen día en nuestra familia”. –”Billy, cuando estés en la escuela hoy ¿me prometes que no vas a asesinar a ninguno de tus amigos?

–”Sí papi, si tú insistes”.
–”Y María, ¿prometes ya no robar más mientras estés en la escuela?”
–”Sí papi, si tú insistes”.

Y entonces usted se voltea hacia su esposa y le dice: –”Y mientras estoy trabajando, por favor ya no cometas adulterio. ¿Me lo prometes?”

–”Bueno sí, si tú insistes”.

Si usted hace esto en la mañana, asegúrese de no dejar la ventana abierta, o los vecinos pueden asumir que cosas terribles suceden en su casa. Y ¿no creen ustedes que el Diablo se burló de Dios por tener que decirle a sus hijos: “por favor, quiero que paren de hacer todo eso?”

La ley fue añadida a causa del pecado. Antes de que el pecado entrara en el universo no era necesario decirle a los ángeles leales, quiero que paren toda esa mala conducta. No necesitaban de una ley para hacer lo que era correcto. Hacían lo que era correcto porque era correcto. Y claro, cuando el pecado entró en el universo llegó el día cuando Dios tuvo que hablar de leyes. Y entonces el primer asombroso día, cuando Dios tuvo que decir que el pecado, la rebelión, el desorden y la anarquía tenían como resultado la muerte.

Pero hay muchos peligros inherentes al uso de la ley. Uno de los peligros es que ahora que la ley ha sido expresada, uno puede asumir que hacer lo que es correcto significa meramente obedecer las reglas, y que el pecado es meramente desobedecer las reglas. Y que la pena por romper las reglas es que el dador de las reglas le va a ejecutar. Pero que Dios ofrece perdón y entonces no tiene que ejecutarle. ¿Cómo hizo Él que eso fuera posible? Alguien más pagó la pena legal y por lo tanto está bien que Dios le perdone. ¿Y qué tal si usted desprecia la oferta? Entonces usted será dolorosamente destruido, y quizás aun de una manera más dolorosa a causa de su ingratitud. Y ustedes saben cómo eso puede conducir a una obediencia motivada por el miedo.

Pero si uno considera la visión amplia de los sesenta y seis libros, usted se da cuenta que lo que Dios quiere en verdad no es la mera obediencia a las reglas. Él desea que hagamos lo que es correcto, simplemente porque es correcto. Él desea una obediencia motivada por el amor y la confianza y que se ofrece en el mayor sentido de libertad.

¿Y qué si yo decido seguir rebeldemente por mi propio camino? ¿Qué me va a hacer Él? Él tristemente me dejará ir, así como abandonó a su Hijo. Y yo moriré y Él llorará. Pero no hay necesidad de tener miedo. Aquellos que me vean morir no le van a servir por miedo después de ver mi triste final. Dios desea que eso quede claro por toda la eternidad.

Pero, ¿entonces para que la ley? Bien, fue añadida para protegernos hasta que tuviéramos una mejor comprensión y una mejor motivación. Nosotros le agradecemos a Dios por las reglas que nos ha dado. Algunas son bastante estrictas. Las necesitábamos. Pero debemos entender que fueron medidas de emergencia. Ahora veamos Romanos 3:31.

“Luego nosotros, dirá alguno, ¿destruimos la ley de Moisés por la fe en Jesucristo? No hay tal, antes bien confirmamos la ley”.

Y gracias a Dios por ellas porque las necesitamos.

Ahora bien, Pablo deja bien claro que las reglas son para los miembros mal portados de la familia. Veamos ese extraordinario versículo en 1 Timoteo 1:8, 9.

“Sabemos que la ley es buena, si se aplica como es debido”. Porque puede ser usada equivocadamente. “Tengamos en cuenta que la ley no se ha instituido para los justos sino para los desobedientes y rebeldes, para los impíos y pecadores” (NVI).

Y no tenía suficiente espacio para poner la versión de la Universidad de Navarra del mismo pasaje. Pero permítanme leérselas de todas maneras. El mismo versículo: “La Ley no se ha dado para el justo sino para quienes no admiten norma ni sometimiento”.

Si usted tiene principios y tiene dominio propio para someterse a ellos, usted es conducido por el Espíritu Santo y no es necesario que se le pida que ame a Dios y a su prójimo. Ese es el ideal de Dios. Ahora bien, el mismo entendimiento se aplica a todo el sistema sacrificial, el cual ciertamente no nos era contrario para que fuera quitado. Era para enseñarnos cosas que necesitábamos saber. De manera muy especial, los sacrificios nos fueron dados para recordarnos del pecado y sus consecuencias, y de cuán grave era. Podemos verlo en Hebreos 10:3, 4.

“Sino que por medio de los sacrificios hacían memoria de sus pecados año tras año”. Esa es su función. “Porque la sangre de los toros y de los cabritos no puede limpiar los pecados” (Peshita en español).

No, el remedio todavía tenía que llegar. Pero necesitábamos ser recordados de la gravedad del pecado. Pero malentendidos, esos mismos sacrificios y ceremonias alejaron a muchas personas de Dios. Piensen en lo que sucedió el viernes de la crucifixión, el fin de semana de la Pascua. Y aún así las personas que celebraron esa Pascua, y guardaron ese sábado especial no conocían al que eso representaba. No comprendieron el significado de las ceremonias ni entendían el plan de Dios. Por sobre todo, no conocían a Dios, y lo clavaron en la cruz. Aunque muchos de los profetas del Antiguo Testamento habían tratado de aclarar cuál era el significado y por qué Dios les había dado esas reglas y ceremonias. Veamos esos maravillosos versículos en Jeremías 7:22, 23.

“Porque el día en que los saqué de la tierra de Egipto, no hablé con vuestros padres ni les mandé acerca de holocaustos y sacrificios. Más bien, les mandé esto diciendo: «Escuchad mi voz; y yo seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo»” (RV1989).

Y como ustedes saben, Jeremías anticipaba el día cuando las ceremonias que Dios tuvo que añadir después porque ellos no serían su pueblo y no escucharían. Jeremías anticipaba el día en que esas ceremonias hubieran cumplido con su propósito. Veamos Jeremías 3:16

“En aquellos días,” cuando todo sea restaurado, ese es el contexto, “no se hablará ya del Arca del Testamento del Señor;” el más precioso de los simbólicos muebles. “Ni se pensará en ella, ni habrá de ella memoria, ni será visitada, ni se hará ya nada de esto” (Torres-Amat).

Yo espero que el Señor la tenga en el museo celestial. Me gustaría ir a verla. Podría recordarnos de las medidas de emergencia que Dios estuvo dispuesto a usar en el pasado. Pero ahora, ¿cuál es el propósito de todas esas ceremonias y rituales y sacrificios? Veamos Jeremías 31, palabras que estoy seguro que ustedes han memorizado. Esto es lo que Dios quiere:

“Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;” en donde el ser humano desarrolla sus pensamientos, “y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo,” eso es todo lo que Él siempre quiso, reunir a toda la familia una vez más. “Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán” (RV60).

Eso es lo que Él quiere. Y cuán elocuentemente Oseas no solamente nos enseñó eso, sino como ustedes recuerdan, lo demostró. Veamos Oseas 6:6.

“Lo que yo deseo de ti es fiel amor y no sacrificio. Quiero que ustedes me conozcan, no que me hagan ofrendas” (PDT).

Vean cuán bien lo dice la Biblia de Jerusalén, en la siguiente cita:

“Porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos” (BJ 1976).

Y como nos hemos venido dando cuenta a través de todas estas conversaciones, conocer a Dios significa amarlo, confiar en Él, estar dispuestos a escucharle. Eso es todo lo que Dios siempre ha querido o alguna vez querrá por toda la eternidad. Porque todas estas medidas de emergencia han sido diseñadas para rescatarnos y llevarnos a Él.

Pero ahora, la segunda medida de emergencia que ha sido tan seriamente malentendida:
Si Dios es en verdad tan misericordioso, y si Él es el amor personificado, ¿por qué la Biblia da la idea de que es necesaria la mediación y la intercesión de alguien que esté de pie entre nosotros y la ira de nuestro ofendido Dios?

Yo creo que a Satanás le encantaría que malentendiéramos eso. Porque nada puede en realidad, distorsionar más la imagen de Dios que malentender su más misericordiosa provisión. A Satanás le encantaría que creyéramos que si no fuera por la constante intercesión de Cristo en nuestro favor, el Padre nunca podría de corazón, perdonar y sanar.

Entonces, ¿es Dios después de todo, severo y no perdonador? Nosotros sabemos que eso no es verdad, aún así encontramos la intercesión sacerdotal a través de todas las Escrituras, especialmente la intercesión y la mediación de nuestro Señor.

¿Es esa también, otra medida de emergencia diseñada especialmente para alcanzarnos hasta que podamos conocer a Dios de una mejor manera y darnos cuenta de las increíbles noticias: que no es necesario que haya nadie entre nosotros y nuestro Dios?

Ahora bien, hemos tenido un enemigo en nuestro medio, no hay duda de eso. Y el daño ha sido devastador. ¿Necesitamos de un amigo entre nosotros? y si así es ¿por qué?

Dios bajó al Monte Sinaí para hablar a su pueblo, ¿recuerdan? Y había tal irreverencia que Dios tuvo que mostrar su fuerza y poder, y el pueblo estaba aterrorizado. Y se volvieron hacia Moisés y le dijeron: “No dejes que Dios nos hable o moriremos. Habla tú con Él y luego tú nos hablas a nosotros”. Ellos rogaron por un intercesor, por un intermediario, aunque Dios quería hablar con ellos. Veamos Éxodo 20:19, 20.

“Así que le suplicaron a Moisés: –Háblanos tú, y te escucharemos. Si Dios nos habla, seguramente moriremos. –No tengáis miedo, les respondió Moisés” (BAD).

Aunque en realidad, Dios les había estado hablando todo ese tiempo y no habían muerto. El pueblo estaba muy impresionado con eso, pero ya no querían correr más el riesgo. Veamos Deuteronomio 5:24, 25, 27. El pueblo dijo:

“Hoy hemos visto que Dios puede hablarle a una persona y que esta puede seguir viviendo. Pero, ¿para qué seguir arriesgando nuestra vida? Seguramente este gran fuego nos destruirá. Si escuchamos nuevamente la voz del Señor nuestro Dios, moriremos. Tú, Moisés, te acercarás y escucharás todo lo que el Señor nuestro Dios diga, luego nos lo dirás y nosotros te escucharemos y haremos lo que diga el Señor nuestro Dios” (PDT).

¿Se dan cuenta? el pueblo rogó por un mediador. Ellos rogaron por un amigo entre ellos y Dios. Ellos lo necesitaban. Dios no necesitaba a un mediador. Pero Moisés era ese amigo. ¿Había un intermediario entre Moisés y Dios? Veamos en Números 12:6-8, el texto que sigue.

“Si uno de vosotros profetizara, yo me revelaría a él en visión y le hablaría en sueños. No así a mi siervo Moisés, que es en toda mi casa el hombre de confianza. Cara a cara hablo con él, y a las claras”. Recuerden esas palabras: “A las claras, no por figuras” (N-C), o enigmas, o dichos oscuros, como dicen otras versiones. Compárenlo con Éxodo 33:11, la cita que sigue.

“Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo” (BAD).
No había nadie entre ellos dos. Ahora bien, años más tarde Jesús trataba de animar a sus discípulos a que creyeran que Él quería hablarles como amigos, como lo había hecho con Moisés. Veamos Juan 15:15.

“Ya no os llamo más siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor. Pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todas las cosas que oí de mi Padre” (RV1989).

Y cuando los amigos conversan entre sí, ellos lo hacen a las claras, cara a cara. Ahora se dan cuenta de que entre amigos hay explicaciones. Hay un deseo de comprensión. Está bien claro que Jesús no quería una obediencia ciega, que hiciera solo lo que se les dice. Él quería la cooperación comprensiva de los amigos. Él quería que sus discípulos obedecieran porque estaban de acuerdo y admiraban a Dios por sus sabias y misericordiosas decisiones. Esa es la obediencia de una persona libre. Esa es la obediencia inteligente que la Biblia describe.

Cuando somos amigos, nadie necesita venir como intermediario. Cuando los amigos conversan, ¿es necesario que venga alguien a intervenir e interceder para proteger a un amigo del otro? Los discípulos se daban cuenta que no era necesario ningún intermediario entre ellos y Cristo. De eso estaban bien seguros, no le tenían miedo.

Pero ellos no estaban tan seguros acerca del Padre. Eso fue lo que los llevó a decir: “Cuéntanos más acerca del Padre”. Eso quería decir: cuéntanos más acerca de aquel que pidió todos esos sacrificios y la intercesión sacerdotal. Jesús, ¿puede ese Dios, el Padre, ser como tú? Y ustedes recuerdan la sorprendente respuesta de Cristo:

“Si me han visto a mí, han visto al Padre”.” Y acerca de todo ese asunto de la intercesión, Yo soy el mismo que les dio todo ese sistema, yo se los dí porque lo necesitaban. Vuelvan otra vez a leer el clamor del pueblo aterrorizado al pie del Sinaí. Pero llegó el momento, mis amigos aquí en el aposento alto. Llegó el momento de que les hable claro, de que en realidad eso no es necesario”.

Y ahora viene el texto que es quizás el más ignorado en la Biblia y que frecuentemente se lee de manera diferente. Veamos en Juan 16:25,26. En donde Jesús les dice a sus amigos, y usted puede hablarle claro a sus amigos:

“Les he hablado esto usando palabras que esconden el significado, pero llegará el momento en que ya no les hablaré así. Les hablaré claramente sobre el Padre. Ese día ustedes le pedirán al Padre”, ustedes lo harán, “en mi nombre. No les estoy diciendo que yo tenga que pedirle al Padre por ustedes, porque el Padre mismo los ama” (PDT).

O como lo tradujo Félix Torres Amat: “Y no os digo que yo intercederé con mi Padre por vosotros, siendo cierto que el mismo Padre os ama”. ¡Piensen en lo que eso implica!

No había nadie entre Dios y su amigo Abrahán. No había nadie entre Dios y su amigo Moisés. Y durante tres años y medio, no había nadie entre Dios y los discípulos. Y ¿quién estuvo entre Dios y Judas cuando el Creador se arrodilló y lavó los sucios pies de su traidor? Quiero decir que aunque Judas había alcanzado ya el punto de no retorno, todavía no necesitaba a nadie entre él y su Dios.
Ahora bien, si todavía sentimos miedo de Dios, entonces es bueno saber que tenemos un amigo intermediario. Pero, ¿quién es ese amigo? ¿Recuerdan las palabras de Tomás en el aposento alto? Juan 20:28

“Respondió Tomás, y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!” (Torres Amat)

Eso es tan poquito para hablar de algo que está detrás de todos los sesenta y seis libros y de tan enormes consecuencias. Eso dice tanto acerca de la calidad de vida del porvenir. Y de si seremos o no verdaderamente libres.

Si usted todavía tiene miedo de Dios, yo tengo buenas noticias para usted. Dios ha hecho provisión para su perdón, y ha provisto de un amigo para que esté en medio de usted y de nuestro justo y santo Dios. Pero, con todo respeto yo podría decirle, que usted todavía necesita de medidas de emergencia.

Pero en la visión amplia de todos los sesenta y seis libros, la perspectiva del gran conflicto, las noticias son mucho mejores, infinitamente mejores noticias. No hay necesidad de tenerle miedo a Dios. Dios es el perdón personificado. No hay necesidad de nadie entre nuestro Padre celestial y su más rebelde hijo. Y el amigo que vino para alcanzarnos y llevarnos de vuelta a Dios no es nada menos que el mismo Dios.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS
A. Graham Maxwell (GM) y Louis Venden (LV)

(LV): Esta idea de la emergencia es muy interesante y encendió la chispa de la siguiente pregunta de uno de los miembros de nuestra congregación, y yo creo que es una buena pregunta para empezar en esta noche. Este amigo escribió: “¿Por qué un omnisciente, omnipresente, omnibenevolente…

(GM):¡Esa es nueva!

(LV): Yo no había escuchado ese adjetivo antes, suena muy bien: “…omnibenevolente Dios se permite caer en una situación tal como para que se necesiten medidas de emergencia? Una emergencia implica que algo ha sucedido y que uno en realidad no estaba contando con eso, o no lo había previsto. Quizás esto es…

(GM): ¿Como que si hubiese tomado a Dios por sorpresa?.

(LV): Y esta persona concluye: “¿Por qué no planeó Dios mejor?” ¿Cómo contesta usted eso?

(GM): Yo pienso que ese es el por qué muchas veces en la Biblia tenemos que tener cosas como las ruedas dentro de las ruedas de Ezequiel que sugieren que Dios tiene todo, calmadamente bajo control en el medio de todas las complejidades de los asuntos humanos. Yo pienso que ese es el significado de esa visión que se repite dos veces. Y los libros como el de Daniel y Apocalipsis que sugieren que Dios previó todas esas cosas.

Él no fue tomado por sorpresa, pero en términos humanos una emergencia se desarrolló, para la cual Dios había hecho una adecuada provisión. Pero el que Él hubiera permitido que la emergencia ocurriera, cuando Él tiene el poder de manejar el universo de cualquier manera que quiera, habla muy bien de Él y habla volúmenes acerca del valor que la libertad tiene para nuestro Dios. El que Él hubiera permitido esta emergencia dice que hay aún valores más altos.

(LV): Pero con la palabra “emergencia,” estamos diciendo que Dios está haciendo aquí algo para enfrentar una situación en la que corre el riesgo, si le he entendido correctamente, de que podamos malentenderlo”.

(GM): Él puede ser malentendido.

(LV): Puede ser malinterpretado, o ha sido malinterpretado.

(GM): Así es.

(LV): O el diablo podría usarlo.

(GM): Y lo ha hecho en gran manera. Sí, ese es el por qué, cuando Jesús vino, Él dijo: “No he venido a destruir la Ley y los Profetas,” el Antiguo Testamento, “Vine a explicarlos”. Ese es el significado de la palabra cumplir allí. Y Él se dispuso a explicarlo, incluso “ojo por ojo y diente por diente”. ¡Esa es una medida de emergencia! Y no les gustó su explicación. Y les dio la explicación acerca del divorcio, y tampoco les gustó. Recuerdan que aun sus propios discípulos le dijeron: “Estás eliminando la única ruta de escape de la ceremonia matrimonial. Si ese es el caso, sería mejor no casarse”.

Y Él les dijo: “Si no le pueden prometer a sus esposas que van estar con ellas por siempre, entonces quizás no deban casarse”. Recuerdan que les dijo: “No todos son capaces de recibir esto”.

(LV): Y les parecieron palabras muy duras.

(GM): Sí, así que Jesús sí vino a explicar, porque esas cosas podían ser malentendidas. Pero vean a los profetas que no malentendieron. Eso es lo más impresionante.

(LV): Usted ha estado hablando de emergencia y de un período de tiempo de emergencia. Esta es la pregunta: “¿Terminó ya la emergencia en verdad, o cuándo terminará? ¿Estamos aún viviendo en la emergencia?”

(GM): Algunos pensarán que si es un problema legal, quizás todo terminó en la cruz, pero vean en derredor nuestro. Todavía estamos en la emergencia. Y yo diría que la emergencia no termina sino hasta que la última medida de emergencia de Dios ya no sea necesaria. Y yo pienso en eso como el velar su vivificante gloria, para que no seamos consumidos. Ustedes saben que Cristo tomó esa medida de emergencia cuando vino. “Él veló el deslumbrante resplandor de su divinidad para que los seres humanos pudieran llegar a conocer a Dios sin ser consumidos”. Así que no será sino hasta el final del milenio, cuando todo se haya hecho y ya nadie malinterprete, que Dios revelará su vivificante gloria. Se utiliza la última medida de emergencia y todo llega a su conclusión natural. Así es que todavía esperamos el final de todo esto. ¡Y no que no se haya hecho provisión para llevar todo esto exitosamente hasta el fin! Usted no puede agregarle a la cruz. Esa provisión es completamente adecuada.

(LV): Pero todavía estamos en un período de emergencia.

(GM): Así es.

(LV): Me gustaría volver al tema de la ley del que usted hablaba como una de las principales áreas de emergencia que usted quería tratar. Si le entendí correctamente, usted decía que tanto la ley ceremonial y los diez mandamientos, el decálogo, fueron medidas de emergencia. Ahora, casi puedo escuchar a algunos adventistas del séptimo día decir: “¿Es esa la posición de la iglesia? ¿No hemos hecho una distinción, en que la ley ceremonial fue añadida, pero que la ley de los diez mandamientos es un trasunto del carácter de Dios, y por lo tanto es eterna? ¿Cómo respondería usted a eso? Porque, si yo le entendí correctamente ¿decía usted que aun los diez mandamientos fueron añadidos?

(GM): Estoy incluyéndolos a todos en este contexto en particular. Pero cuando uno hace la pregunta: “¿Es esta la posición adventista del séptimo día? entonces uno tiene el derecho a preguntar: “¿Quién está autorizado para decir cuál es la posición adventista? Y yo nominaría, pienso, por todos los medios a la persona más influyente que alguna vez ayudó a definir este movimiento, y esta sería Elena White. Y a ella le preguntaron: “¿Cuál ley fue añadida?” y ella respondió: “Ambas, tanto la ley ceremonial como el código moral de los diez mandamientos”. Así que me siento seguro y en muy buena compañía cuando tomo esta posición.

(LV): A mi me parece que usted lo ilustraba muy bien cuando hablaba de la situación en nuestra casa, con nuestros hijos y todo eso. Y su observación de pensar en que Dios tuviera que decir: “Ahora, ángeles, por favor no asesinen,” y se volvió en una medida de emergencia en un mundo tristemente destrozado.

(GM): La próxima vez, cuando hablemos de los requerimientos de la ley, será una oportunidad para mostrar cómo es que los principios de la ley son eternos. Yo espero que lo sean, o este no sería un universo seguro para vivir en él.

(LV): La idea de que la ley es un trasunto del carácter de Dios aparecerá en el estudio de la próxima semana.

(GM): Claro que sí.

(LV): Déjeme hacerle esta pregunta: ¿Existen todavía algunas medidas de emergencia que estén en uso?

(GM): Sí, pienso en el mensaje del tercer ángel, por ejemplo. Eso es fuego y azufre. Quiero decir que esa es una medida de emergencia. Difícilmente es el lenguaje del silbo suave y apacible. Y entonces el sábado. Todavía lo necesitamos. Porque nos habla elocuentemente y nos recuerda de la verdad.

(LV): Bien, eso tiene mucho que ver con la siguiente pregunta que le quería hacer. Si los diez mandamientos fueron añadidos, como usted sugería, entonces ¿llegará el día cuando el cuarto mandamiento, el del sábado, ya no tendremos que guardarlo?

(GM): Ah, vea. Todo depende de si pensamos en ese como en un requisito legal y una prueba de obediencia. Puedo notar cuán hermosamente Isaías podía tener en su mente que guardaríamos el sábado por la eternidad, para celebrar el final de la emergencia. Y que lo guardaríamos como un recordatorio perpetuo del precio que fue pagado y de la evidencia revelada para establecer paz y libertad en la familia. Pero es solo porque el sábado es tan elocuente en significado, exactamente lo opuesto a arbitrario, que ese es el que será observado con tanta voluntad por toda la eternidad.

(LV):Alguien de nuestra congregación preguntaba la semana pasada: “¿No había sábado antes de la semana de la creación? ¿Si los mandamientos son un trasunto del carácter de Dios, tuvo que haber habido sábado antes de la creación de nuestro mundo? y ¿no será el sábado algo que llevaremos a la nueva tierra y a la eternidad? ¿Acaso no toda la creación guardará el mismo día, el séptimo día, el día sábado?” Bueno, ya habíamos tocado ese tema, pero diga unas palabras más al respecto.

(GM): Bueno, yo no soy un astrónomo, pero sé por cierto que es una gran dificultad aun en nuestro sistema solar, con planetas de diferentes tamaños, con diferentes velocidades de rotación para que esto suceda. ¿Acaso no hay uno que rota solamente una vez en uno de nuestros años? ¿Qué tal guardar el sábado cada séptimo año?

(LV): Solo el hecho de coordinarlos a todos…

(GM): No sería para nada práctico. A mi me impresiona el que el sábado fue hecho para la raza humana. Fue hecho para nosotros, en donde estamos en emergencia. Ahora bien, lo que Dios ha planeado para sus hijos en el resto del universo, no se nos ha dicho. Pero el mismo Jesús dijo: “Por causa de ustedes fue hecho”. Hecho especialmente a la medida, para nuestro planeta.

(LV): Bueno, de alguna manera eso contesta nuestra siguiente pregunta: “¿Piensa usted que el sábado es observado en otros planetas? O ¿lo creó Dios para esta tierra porque Él sabía que el hombre no sería capaz de hablar cara cara con Él después del pecado?” Y usted dijo que el sábado llegó a la luz de una emergencia que ya existía, como una ayuda para nosotros.

(GM): Claro que sí. En realidad yo veo el sábado como una medida de emergencia que se convertirá en una gran celebración. Lo hermoso sería empezar la celebración ahora. Saben, lo tenemos claro. Nosotros entendemos de qué se trata y nos gustaría entrar en el descanso como el del sábado que viene de conocer a Dios. Así que en realidad es un adelanto de lo porvenir.

(LV): Usted enfatizaba que el sábado fue un asunto de celebración, no meramente una prueba arbitraria que Dios impuso. Uno de nuestros amigos hace la siguiente pregunta: “¿Si no es una prueba, -y usted dijo que en realidad no lo es- entonces por qué en Apocalipsis significa tanto el ser un guardador de los mandamientos?” Y la pregunta continúa. “¿Si uno no puede demandar que se disfrute el sábado, y está bien claro, no es así entonces que si uno no lo disfruta, va a morir?”

(GM): Recuerdan que la vez pasada hablamos de cómo Dios bien podría jugar al policía con eso. Y si usted no disfrutó en verdad del sábado, usted lo transgredió hoy. Así que ¿no debería usted estar preocupado cada puesta del sol de sábado?, “¿disfruté del sábado? Quiero decir que ese sermón,” pero no el suyo, sino el del predicador invitado, “fue muy pesado.” No, usted tendrá que sentarse allí y decir: “Estoy disfrutándolo, estoy disfrutándolo, porque si no estoy transgrediendo el día”. ¡No tiene lógica! Eso destruye la razón del hombre. No, la próxima vez me gustaría conversar sobre lo que significa guardar los mandamientos. Y creo que los diez mandamientos describen la manera en que la gente digna de confianza vive en comunidad. Y si yo no quiero ser ese tipo de persona, eso es grave, y Dios tendrá que dejarme ir. Así que no es arbitrario. No es más arbitrario en realidad que el respirar y comer. De alguna manera, comer es una prueba de obediencia. Pero Él no lo va castigar por no comer. Solo que usted se pondrá en muy mala forma, y si se abstiene por siempre, se morirá. Así que yo no tengo que seguir esas reglas, pero si no las sigo, voy a terminar siendo un tipo diferente de persona y eventualmente me arruinaré a mí mismo y seré muy peligroso como para ser salvado.

(LV): Esa es una muy buena manera de ponerlo. Entonces los mandamientos son una declaración de la manera en que Dios hizo las cosas para que funcionen.

(GM): Y es la mejor manera de administrar el universo y mantenerlo libre. Yo espero que Él nunca lo administre de una manera diferente. Esta es la única manera en que el amor y la confianza mutuas como están descritas en los diez mandamientos, es la única manera de tener un universo realmente seguro, sin riesgos y libre. Espero que Él nunca cambie eso o vamos a perder.

(LV): Alguien de la congregación hacía el viernes pasado una pregunta bien práctica: “Tengo una pregunta acerca del sábado, acerca de cómo guardarlo. Muchas personas salen a comer después del culto. Entiendo que van a los restaurantes porque no quieren que sus esposas cocinen”.

(GM): Eso es ser considerado.

(LV): “¿Está eso mal, porque están haciendo que otros trabajen para ellos en sábado, o solo quiere decir que los estamos juzgando? Estoy confundido”.

(GM): Oh, me encanta lo que agregó al final, porque me recuerda de lo que Pablo dijo: “Cada uno debe estar convencido de que piensa lo correcto, y ¿quién eres tu para juzgar a los demás? Cada uno debe dar cuentas a Dios de sí mismo”. Este día es nuestro. Se nos dio a nosotros. Claro, es el día del Señor, es un día para recordar al Señor, pero es su don para nosotros, para nuestro bien. Si yo no lo observo de la mejor manera, yo soy el que pierde, eso es todo. Por lo tanto yo tengo que tomar mi decisión. Pero no es asunto nuestro el decidir por los demás. No es asunto nuestro estar criticando. Antes del camino a Damasco, Pablo hubiera dicho: “Qué vergüenza lo que estás haciendo. Te llevaré a la cárcel y quizás haga que te apedreen”. Pero después del camino a Damasco él dijo: “Cada uno debe estar convencido de que piensa lo correcto”. También pienso, que guardar el sábado no solo nos dice algo a nosotros y a Dios. También le dice algo a la comunidad, a quienes nos ven. Y aquellos que tratan de ser buenos, de cualquier modo confunden un poco a la gente. Y yo pienso que la forma en la que guardamos el sábado puede hablar bien o mal de nuestro Dios, y pienso que necesitamos pesar eso. ¿Qué es lo que la gente piensa cuando nos ven a los guardadores del sábado, tratando de guardar el séptimo día? Las historias que escucho acerca de la presión en la tienda Alfa Beta los viernes en la tarde. Es un momento bien peligroso para ir de compras en la localidad. Las dos últimas horas antes de la puesta del sol, mientras todos los santos están tratando de llegar a sus casas a tiempo. Aun en la tienda, todo el mundo yendo a prisa a las cajas con sus carretillas llenas, mientras que en cualquier otro día de la semana, usted cortésmente le cedería su puesto a alguien con menos cosas que usted en la canasta. Pero usted no puede darse el lujo de ser cortés en un viernes por la tarde. Es decir, ¡usted va a guardar el sábado, aunque tenga que romper los otros nueve! Bueno, una vez mi esposa le preguntó a una de las cajeras de la tienda Alfa Beta aquí en la ciudad, si alguna vez había notado eso. “Sí,” le dijo, “nos tiene bien confundidos. Tan pronto como empieza a ponerse el sol, tenemos una tremenda cantidad de clientes aquí. Hasta la gente en el estacionamiento corre de aquí para allá. Y tenemos que poner más cajeras por un buen rato. Y entonces, cuando tomamos el ritmo, de repente, en un momento la mayoría desaparece”. Y ella no sabe el por qué y no han podido planearlo bien para cada viernes, porque parece que siempre pasa a una hora diferente. Bueno, ella sabe que somos religiosos y se pregunta el por qué. Yo pienso que le debemos el favor, quizás el de una explicación. ¿Será que le podemos dar una buena explicación? O le diremos: “¿Sabe por qué nos apuramos tanto? Porque, oooh, si no llegamos a casa antes de que el sol se ponga, oh, usted no puede imaginarse lo que Dios nos haría”. Así no habremos hablado muy bien de Él.

(LV): Entonces, nos está usted diciendo que quizás tenemos que apurarnos pero por las razones correctas.

(GM): Y a propósito, si vemos a alguien corriendo, no es de nuestra incumbencia.

(LV): El juzgar sus razones.

(GM): Así es. Así es. Lo hermoso de todo este asunto es que, en la visión amplia, usted no se siente movido a condenar a los demás. Dios no nos condena. Él sólo dice: “lo siento, pero tú te lo pierdes”.

(LV): La semana pasada usted decía, también, de una manera en que yo pensé era extremadamente importante acerca del principio de cuál es la motivación. Están aquellos, que por ejemplo, en los programas de atención médica tienen que atender a otros. Una persona podría estar excusando eso basado en que: “Bueno, yo puedo hacer esto, puedo seguir haciendo eso”. Otra persona podría verlo desde una perspectiva completamente diferente de seguir los pasos de Cristo en el servicio.

(GM): Uno no puede leer los motivos de los demás.

(LV): Usted hizo alusión, en aquel hermoso párrafo introductorio, a algunas otras emergencias además de la ley, la mediación y los osos. Una de las preguntas dice: “Dios envió los osos en contra de aquellos jóvenes que ridiculizaban a Eliseo. ¿Solo quisiera saber cómo es que Dios resulta viéndose bien en ese extraño incidente?

(GM): Viéndolo superficialmente, Él no se ve bien. Y aún así corrió el riesgo de no verse nada bien. Y el diablo hará todo lo posible para que lo malentendamos. Pero si uno lee todo el contexto, en aquellos días, hasta el rey de Israel consultaba a Belcebú, el dios de las moscas. Había muy poquita reverencia hacia Dios. Y esos jovencitos se estaban burlando de Eliseo. Elías acaba de ser trasladado al cielo, y esos irreverentes jóvenes, siguiendo el ejemplo de su rey le decían a Eliseo: “Oye calvito, ¿por qué no te vas al cielo también?” Y cuando la gente es tan irreverente, Dios ha perdido casi toda la comunicación con ellos. Así de grave. Entonces, si necesitamos osos, los vamos a tener.

(LV): Dios hará todo lo que sea necesario.

(GM): Dios hará todo lo que sea necesario.

(LV): Esta es una pregunta diferente pero muy profunda. “Leyendo acerca del sistema de sacrificios, me da la impresión que era bien sucio. Salpicando sangre en el propiciatorio, salpicando sangre sobre Aarón y los demás sacerdotes. ¿Quién limpiaba el propiciatorio? ¿Quién lavaba las vestiduras de Aarón y los demás sacerdotes? Y esta persona firma: “Simplemente bien curioso”.

(GM): Lo más importante de todo, es la observación de que era muy sucio. Acerca de la limpieza hay muchas referencias a la limpieza, agua, el lavado de los recipientes, el lavado de las vestiduras, aun en el libro de Nehemías se hace referencia a una limpieza completa de todo el templo. Pero acerca de que era sucio, si nos parece sucio a nosotros, ¿cómo creen que le parecía a Dios? Como ya lo he dicho antes, el que nota cuando un pequeño gorrión cae, es el mismo que les pidió matar los corderos. Pienso que Dios deseaba que siempre se sintieran tan mal como Adán debió haberse sentido cuando mató el primer cordero y se volteó hacia Dios y le dijo: “No puedo hacerlo. Me estoy sintiendo enfermo”. “Espero que siempre te haga sentir enfermo.” Pero llegó el momento en el que mataba a sus animales casi sin pensarlo. Era casi como un circo, cuando los cortaban en pedazos y los quemaban.

(LV): Pensaban que mientras más, mejor.

(GM): Mientras más, mejor. Dios sentiría el dulce aroma y los bendeciría. Pero sí, era sucio. Era doloroso. Pero Dios sabía que ellos lo necesitaban. Tenía que ser así dramático, así de impresionante, y Él mismo pagó el precio. Y cómo se le ha malentendido.

(LV): Aquí hay una pregunta provocada por el tema de la semana pasada, yo creo. Relacionada con la familia y el matrimonio más que con el sábado. “Podría comentar sobre el papel de la familia y el matrimonio en el plan general de Dios para nosotros, especialmente porque somos llamados hijos de Dios. Además ¿Hay algún significado especial para nuestro planeta en que hayan dos sexos, varón y hembra?”

(GM): Sí, recuerdo que en nuestra conversación acerca del sábado hablamos de eso. Sí, yo pienso que Dios deliberadamente diseñó las cosas de esa manera. Los sexos, la familia, compartiendo con nosotros el poder de crear pequeñas personitas a nuestra propia imagen. Y luego, nosotros sabemos cuán difícil es el criar hijos y el darles libertad. ¿Cómo hacemos para evitar que se hagan daño cuando son pequeños? Todo aquel que ha tenido niños, cualquiera que ha sido maestro de niños pequeños, debe de ser capaz de leer la Biblia simpatizando con ella. Yo pienso que Dios nos dio esto a manera de una elocuente demostración. Allí mismo en el Edén, la familia, los sexos, el sábado, muchas cosas en ese jardín fueron inmediatamente medidas de emergencia. Algunas de ellas pueden ser muy placenteras.

(LV): El sábado, claro.

(GM): Y ¿que tal la familia? Él hizo eso para decir algo.

(LV): Permítame hacerle otra pregunta, una que ya se hizo antes. “¿Por qué escogió Dios la circuncisión, por ejemplo, como medida de emergencia?

(GM): Yo pienso que tiene algo que ver con la pregunta anterior. Si uno no reconoce que Dios es el Creador, entonces el misterio de la vida y la reproducción se pueden convertir en objeto de adoración. Y así fue con los cultos a la fertilidad. Y usted lee en todo el Antiguo Testamento, que una de las debilidades predominantes de Israel era la tentación de ir a los montes, y como dice Oseas: “sacrifican con las prostitutas de culto”. Así que Dios les dio algo, y yo no conozco todos los significados, pero este me parece interesante. Dios es muy práctico en algunas cosas. Y qué tal si un joven israelita ha seguido sus inclinaciones a uno de esos montes y allí está él con una prostituta de culto. Y en el último momento, quizás ella veía hacia abajo y decía: “Veo que eres un judío.” Y entonces el joven decía, “no puedo seguir adelante”. Y quizás corría a casa. Quiero decir que yo puedo imaginarme a Dios haciendo algo así. Porque eso era algo que tenía que ver con una de la más grandes indulgencias de los israelitas, sus más grandes pecados. Balaán no pudo maldecirlos, pero cuando las mujeres madianitas llegaron, ustedes saben lo que pasó. Así que yo pienso que Dios escogió algo que pudiera ser particularmente elocuente y útil.

(LV): Un recordatorio de a quién pertenecían.

(GM): Sí, y todo eso.

(LV): Ahora tenemos unas preguntas relacionadas con la segunda parte de su presentación acerca de la intercesión. Usted habló sobre la intercesión, el mediador, como parte de las medidas de emergencia. ¿Quiere decir eso que no necesitamos un abogado? 1 Juan, capítulo dos, habla de eso: “Si alguien peca, si algún hombre peca, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. ¿Está usted diciendo que no necesitamos de un abogado?

(GM): Como lo mencionaba, si uno todavía tiene miedo de Dios, la Biblia dice que tenemos un abogado para con el Padre. Sin embargo, sabiendo que en realidad no necesitamos a alguien que interceda con el Padre, ¿será que todavía necesitamos de un abogado? Bien, si tan solo determinamos quién es en realidad el que está en nuestra contra, entonces veríamos por qué necesitamos un abogado a la par del Padre, el paracleto, a su lado para ayudar. Satanás está en nuestra contra, el acusador de los hermanos, que los acusa día y noche delante de Dios. Veamos en Zacarías 3. ¿Quién está acusando a Josué el sumo sacerdote? ¿Quién lo está defendiendo? En Job, ¿Quién está acusando? ¿Quién está defendiendo? Puesto que tenemos un enemigo, el enemigo de Dios es también nuestro enemigo.
Necesitamos de un abogado. Alguien que nos represente, ¿ante Dios? No. Él es nuestro amigo, tanto como lo son el Hijo y el Espíritu Santo. Pero nuestros futuros vecinos y amigos, los habitantes del universo, puede que no estén muy seguros acerca de nosotros. Y Dios no les pide que acepten la lista de candidatos que Él presenta. Él no administra su universo de esa manera. Así que le permite a Satanás acusarnos, según lo explica Jesús. Si Él nos puede defender lo hace y si no puede, no lo hace. Así que para mí es muy real el papel de Jesús como Abogado e intercesor defendiendo a sus hijos leales quienes quizás son solo bebés en la verdad. Si ellos confían en Él como lo hizo el ladrón en la cruz, Jesús podría decir: “Sí, él tiene un registro terrible, tal como el diablo dice que es, pero él tiene un corazón nuevo y un espíritu recto. Yo lo recomiendo como alguien que si es salvado no presenta riesgos. Se pude vivir a la vecindad de él”. Y su ángel guardián deja escapar un gran suspiro de alivio.

(LV): No es de la ira de Dios ni nada similar de lo que nos está protegiendo.

(GM): ¡No! Frecuentemente nos equivocamos de enemigo.

(LV): Satanás hizo a Dios el enemigo.

(GM): Sí,

(LV): Exactamente lo que al Diablo le encantaría que pensáramos.

(GM): Exactamente. El Padre no es nuestro enemigo. No. “Si Dios es con nosotros, ¿Quién contra nosotros? Romanos 8.

(LV): En Romanos 8:26, hablando de Romanos 8, dice que el Espíritu hace intercesión.

(GM): Así es.

(LV): “Por nosotros, con gemidos indecibles”. ¿Qué hay de ese tipo de intercesión? ¿Es Jesús el intercesor? ¿Es el Espíritu el intercesor?

(GM): Bueno, nosotros sabemos que el Espíritu no intercede con el Padre. Jesús dijo que “no es necesario”. Y con seguridad que no intercede con el Hijo. Así que según el contexto dice: “como no sabemos cómo orar, el Espíritu nos ayuda a orar.” y yo creo que su intercesión es que nos enseña la verdad acerca de nosotros mismos, acerca de Dios, de que Él es nuestro amigo. Nos ayuda a acercarnos a Dios. Así es a través de la oración. A propósito, por muchos años los estudiantes de la Biblia lo han entendido así. Y Elena White lo tomó así también. A mí me gusta esa explicación. Su intercesión con el Espíritu nos ayuda a ver la verdad y a decir la verdad. Y tendremos una sesión completa sobre el hablar con Dios como con un amigo, en donde revisaremos el trabajo del Espíritu cuando hablamos con Dios.

(LV): Este texto tan importante de Juan 16:26, al que usted se refería como quizás el más malentendido o…

(GM): Ignorado.

(LV): …ignorado texto. “No les digo que rogaré al Padre por ustedes”. Hay tantos textos acerca de la intercesión y entonces aparece este, bien claro, que dice lo contrario. Que no necesitamos de un intercesor. Usted hablaba acerca del principio de comprender a la luz de todos los textos. ¿Qué nos dice de este, si yo dijera: “Vamos a tomar todos esos textos que hablan sobre la intercesión y entendamos este a la luz de los otros”?

(GM): Sí, quiero decir que frecuentemente decimos que si hay un versículo difícil debemos entenderlo a la luz de los que están claros.

(LV): Correcto.

(GM): Bueno, lo que hace esto interesante es que Jesús marcó este versículo como: “claro y abierto”. Jesús no dijo que este era difícil.

(LV): Entonces en realidad no necesitamos de ningún otro.

(GM): Yo voy a aceptar la evaluación del Hijo de Dios como una aseveración. Si este es uno de los pocos textos en toda la Biblia designado como: “claro y abierto”, voy a entender los otros versículos de la Biblia a la luz de este. Sin embargo, uno nunca debe dejar los otros fuera. Debemos construir un modelo de entendimiento basado en toda la Biblia. Tenemos que ser capaces de poner ese precioso versículo dentro y también todos los demás.

(LV): Entonces Graham, rápidamente, hemos hablado acerca de orar en el nombre de Jesús, me pregunto entonces ¿que quiere decir eso? ¿Es acaso que Jesús, o que Dios es tan santo que necesitamos a Jesús como para interferir no en contra de su ira, sino en relación a su santidad?

(GM): Ah, usted dijo un par de cosas de mucha importancia. A veces escuchamos que se dice “que el Padre es muy santo como para ver el pecado, así que entonces el Hijo vino”. ¿Estamos insinuando que el Hijo no es tan santo como el Padre? ¡Ni se les ocurra! El Hijo es exactamente tan santo como el Padre. Yo creo que orar en el nombre de Jesús es agradecidamente reconocer que si el Hijo no hubiera venido a revelar la verdad, no conoceríamos al Padre. No sabríamos que Él es tan accesible como el Hijo. No tendríamos la confianza de acercarnos hasta el trono de la gracia como Hebreos 2 y 4 dicen. Tendríamos miedo de hacerlo. Así es que oramos en el nombre de Jesús diciendo: “Gracias por toda esta costosa revelación y demostración”. Y eso ciertamente no quiere decir: “Señor, estoy casi al final de mi oración. En un minuto cuando diga “Amén” sabrás que he terminado”. Eso es triste, Amén quiere decir, que en verdad, querido Dios, creo todo lo que te he dicho. Lo dije en serio.

(LV): Entonces, decir en el nombre de Jesús en realidad significa la celebración del don de Dios. Eso es hermoso.

(GM): Puedo acercame a tí oh Dios.

(LV): Muy bien. Eso es grandioso.

(GM): Y ciertamente no es una indicación para que el coro se aliste para el responso al final de la reunión.

(LV): En Hebreos 2 y en Hebreos 4, al final de esos dos capítulos, se encuentran esas declaraciones acerca como Jesús se hizo como uno de sus hermanos y que Él mismo sufrió el ser tentado y que podemos acercarnos a Él confiadamente porque Él fue tentado. ¿Está usted diciendo que esas declaraciones no son en realidad tan importantes?

(GM): Yo pienso que son muy importantes, pero que ciertamente no significan que Dios tenía que venir a la tierra para aprender a simpatizar con nosotros. Él vino a demostrar cuánto simpatizaba ya con nosotros. Aunque creo que mientras Jesús crecía para hacerse un hombre adulto y como Dios, aprendía. Él aprendió, pero aprendió de las Escrituras como lo hacemos nosotros. Y se convenció de la verdad acerca de su Padre. Y así creció de esa forma y se hizo la maravillosa persona que fue, pero no es que sea más amistoso y comprensivo que su Padre. Él vino para decir: “Así, de esta manera es mi Padre.” Pero Él vino también para revelar que uno puede aprender eso del Antiguo Testamento. Fue con eso con lo que Él creció. Es decir, ¿de qué manera podría Él decir: “Así es mi Padre?” Él lo aprendió leyendo Jeremías e Isaías y Oseas y Amós y todos los otros sitios. El Antiguo Testamento es bien claro.

(LV): Unas últimas palabras sobre nuestro tema del próximo viernes. ¿Cuál es el título?

(GM): “La ley de Dios no es una amenaza a nuestra libertad”.

(LV): Y una vez más suena como el tema más importante.

(GM): Será una continuación del tema de hoy.

(LV): Porque la ley es frecuentemente vista, yo creo, por los cristianos de todas las denominaciones de alguna manera como una obstrucción para la libertad.

(GM): Sí,

(LV): Bien, los esperamos el próximo viernes de noche.

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