NÚMERO DIEZ – EL RECORDATORIO DE LA EVIDENCIA

Bienvenidos a la décima conversación de nuestra serie de conversaciones acerca de Dios, otra visión de nuestro Padre celestial en el amplio escenario del gran conflicto universal sobre su carácter y gobierno. El tema de nuestra conversación de hoy es “El recordatorio de la evidencia”. Escogimos este título porque sugiere el importante significado y el propósito de una más de las provisiones de Dios para ayudarnos durante esta crisis de desconfianza.

Desafortunadamente el sábado no siempre ha sido entendido como algo que fue diseñado para ayudarnos en este sentido. Al contrario, ha sido ampliamente malentendido. Y malentendido de tal manera como para apoyar las acusaciones de Satanás en contra de nuestro Dios de que es arbitrario, exigente y severo. Aun entre los devotos observadores del séptimo día, el sábado ha sido frecuentemente malentendido, para nuestro pesar, como sucedió aquel triste sábado hace unos 1900 años atrás. Pero si ponemos el sábado en el escenario de los sesenta y seis libros de la Biblia y en el amplio escenario del gran conflicto sobre el carácter y gobierno de Dios, yo creo que toda arbitrariedad se evapora.

El verso bíblico que más se conoce y se menciona acerca del sábado, creo yo, está en Éxodo 20, exactamente en el centro de los diez mandamientos. El primer versículo en nuestra hoja de referencias bíblicas de esta semana. Éxodo 20:8,11. De hecho el mandamiento va desde el versículo 8 hasta el 11.

“Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó”.

Es muy significativo notar que en el Nuevo Testamento Santiago llamó a los diez mandamientos [el Decálogo] la “ley real de libertad”. No la ley real de sometimiento, de rendición y esclavitud, sino la “ley real de libertad”. Pero cuando uno lee ese mandamiento en particular, inicialmente puede entenderse como algo arbitrario, ¿no es cierto? ¿Es posible que tengamos aquí un caso, en el que Dios pone sobre sus hijos un requisito arbitrario solo para demostrar su autoridad y probar nuestra disposición a obedecer? Pero, ¿no es acaso el mensaje en todos los sesenta y seis libros de la Biblia y ciertamente de estas conversaciones acerca de Dios, el que no existe arbitrariedad en nuestro Dios? ¡Y qué precio el que pagó para negarlo! Lo discutiremos en las próximas noches, bajo los temas titulados: “La ley de Dios no es una amenaza a nuestra libertad” y “Las medidas de emergencia de Dios.”

Tal como Pablo lo explicara, las leyes de Dios no fueron dadas para ser una carga o para restringirnos. Fueron dadas para ayudarnos, para protegernos en los días de nuestra ignorancia e inmadurez y para conducirnos de vuelta a la confianza y a la libertad. Para Dios no hay nada que valga más que nuestra libertad. Cuando usted recorre todos los sesenta y seis libros y llega hasta el último, el libro de Apocalipsis, usted nota que Dios todavía nos sigue pidiendo que lo recordemos, especialmente como a nuestro Creador. Ustedes recuerdan en Apocalipsis 14, los mensajes de los tres ángeles. El primer ángel dice, como lo anotamos en nuestra hoja de referencias bíblicas en Apocalipsis 14:7

“Rindan a Dios gloria y honor…” no tengan miedo, recuerden el tema de la semana pasada. “Rindan a Dios gloria y honor porque ha llegado la hora de su juicio. Adoren al que hizo el cielo, la tierra, el mar y los manantiales de agua”.

Espero que reconozcan esta versión, es La Biblia Latinoamericana, una traducción católico romana de gran calidad y una muy buena traducción de este versículo.

Ahora bien, cuando leemos el mensaje del primer ángel a adorar al creador de los cielos y la tierra, el creador de la mar y de las fuentes”, quizás eso nos recuerde que la primera mención del sábado en la Biblia aparece al final de la semana de la creación. Me pregunto si esta noche podemos, en nuestra imaginación, volver en el tiempo a los sumamente imponentes eventos de la primera semana en la historia de la tierra. La guerra ya había empezado en el cielo. Satanás ha presentado ya sus cargos y acusaciones. Una tercera parte de los ángeles está de acuerdo con él en que Dios es indigno de nuestro amor y nuestra confianza. En el medio de esa devastadora crisis, Dios invita a su familia a observar mientras Él crea otro mundo más, esta vez, el nuestro. Cuán fácilmente pudo haber creado nuestro mundo con un solo chasquido de sus dedos, en un solo instante.

Pero en el imponente y significativo escenario del gran conflicto, Él escogió esta vez hacerlo en seis días de veinticuatro horas. En el primer día, todo lo que dijo fue: “Sea la luz.” Eso fue todo. Y entonces los días dos, tres, cuatro, cinco, mientras Dios en pausada majestad y dramatismo desplegaba sus planes para nuestra tierra. Al sexto día, ¡qué lugar más hermoso era este! ¿En dónde estaban las acusaciones de Satanás de que Dios era egoísta? Y es que, ¡vean esa libertad! Él nos creó a su propia imagen con el poder de pensar y actuar. Y sabemos por la historia de la humanidad que Él nos creó libres tanto como para amarle y confiar en Él, como para odiarle y escupirle en el rostro, porque lo hemos hecho. ¡Y nos creó capaces de hacerlo! Hasta le permitió a Satanás abordar a nuestros primeros padres en el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. Y no escondió ese árbol en una oscura esquina del jardín; sino que lo puso exactamente en el medio, cerca del árbol de la Vida de tal manera que Adán y Eva lo vieran cada vez que llegaran al otro árbol.

Veamos en Génesis 2:9 en nuestra hoja de referencias bíblicas:

“También el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”.

Es claro que al Dios que nosotros conocemos se le puede confiar el que no permitiría que nuestros inexpertos primeros padres fueran tentados más allá de lo que eran capaces de resistir. Ustedes saben que Él no haría eso. Así que a Satanás solamente se le permitía abordarlos en el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. A Adán y Eva se les advirtió de no arriesgarse en una confrontación con su astuto enemigo. ¿No es eso lo que quiere decir aquel famoso texto, el que sigue en la lista en 1 Corintios 10:13?

“Pueden ustedes confiar en Dios,” o se puede confiar en Dios, “que no los dejará sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar”.

¿Se dan cuenta? ese árbol no fue puesto allí como una prueba de obediencia; como una arbitraria prueba de obediencia. Ese árbol fue puesto para ayudarles, para protegerlos. El árbol de la ciencia del bien y del mal no fue puesto allí antes del pecado, sino después del pecado. Si hubiera sido antes del pecado hubiera sido una prueba arbitraria. Después del pecado fue para ayudarles y protegerles, como cualquiera otra de las misericordiosas leyes de Dios. Entonces Dios asombró al universo cuando compartió con nosotros, en la medida de lo posible, con meros seres humanos creados, algo de su maravilloso poder creativo. Dios nos diseñó de tal manera, que cuando un hombre y una mujer se unen con amor son capaces de compartir vida con los pequeños; de crear personitas a su propia imagen. ¿No es acaso interesante el ver a nuestros hijos y nietos? Se parecen tanto a nosotros. Se comportan como nosotros, en nuestros lados buenos y malos. Ellos verdaderamente reflejan nuestra imagen y Dios lo diseñó así. Ustedes recuerdan las palabras de Génesis 1:28.

“Tengan muchos, muchos hijos…” me pregunto ¿qué nos diría hoy? “Tengan muchos hijos, para que sus descendientes vivan en toda la tierra y la gobiernen”.

Ese fue su plan original. El Cantar de Salomón a la mitad de la Biblia nos recuerda que todo esto fue idea de Dios. El hecho de que fuéramos hombre y mujer y que nos sintamos de la manera en que nos sentimos el uno del otro, y que nos digamos las cosas que nos decimos el uno al otro y acercarnos juntos en amor y crear criaturitas a nuestra propia imagen. ¡Él mismo lo pensó todo!

Saben, Él pudo habernos creado parecidos a E.T. o como pequeñas personitas verdes con antenas provenientes de Marte. Solamente piensen en lo que Él podría haber hecho. Y los bebés pudieron haber venido en tubos de ensayo o de cualquier otra manera que se hubiera inventado. No, no de la manera en que Dios lo diseñó. Eso preocupa a algunas personas. Otras personas dicen: “¿Qué clase de Dios tiene que ser para que lo haya pensado de esa manera?” Y además poner un libro en el centro de la Biblia que preocupa a unos y es el deleite de otros. Piensen en lo que el “Cantar de Salomón” nos dice acerca de Dios. Recordándonos de la semana de la creación y del Sábado que llegó al final de todo”.

Bien, el universo vio todo eso; el universo que había escuchado las acusaciones en contra de Dios. Ellos lo observaron todo. Y cuando todo había terminado, dijeron: “Es bueno en gran manera”. El amor y la admiración por Dios no tenían límites. ¿En dónde quedaban ahora las acusaciones de Satanás de que Dios no respeta la libertad de sus criaturas? ¿O de que Él es muy egoísta en su uso de autoridad y poder? Entonces tenemos el siguiente versículo: Génesis 2:2,3.

“Y completó Dios al séptimo día”, o terminó, “la obra que había hecho y en el día séptimo reposó o cesó”. (Torres-Amat) Reposó no porque estaba cansado. Cesó de todo su trabajo. “Bendijo al día séptimo; y le santificó, por cuanto había Dios cesado en él de todas las obras que creó hasta dejarlas bien acabadas” (Torres-Amat).

¿Puede usted imaginar cómo pasó el universo las siguientes veinticuatro horas mientras celebraban el primer séptimo día Sábado con Dios?

Pero no era el séptimo día del hombre. Era nuestro segundo día. Y si el sábado fue diseñado para darnos descanso cada séptimo día a partir de nuestra creación, deberíamos de observar el jueves. El primer sábado fue el día de celebración de Dios. El universo se unió con Él y nosotros éramos meros visitantes. De hecho, un poco de tiempo había de transcurrir todavía antes de que descubriéramos todo lo que había pasado en esa semana, aunque todo el universo ya lo había visto. Ahora celebrábamos con Dios cuán bueno era todo. Y Dios llamó a su familia en todo el universo para que se unieran con Él para reflexionar en el significado de lo que se había hecho, de las respuestas dadas a las acusaciones de Satanás, de la falsedad de sus acusaciones y la verdad acerca de nuestra libertad y el amor y la generosidad de parte de nuestro misericordioso Padre celestial.

¿Se dan cuenta? el sábado fue dado después del pecado, no antes. Si hubiera sido dado antes, podríamos haber pensado que era una prueba arbitraria de obediencia. Pero fue dado después del pecado, porque lo necesitábamos en verdad. Debió haberle parecido al universo que observaba que el gran conflicto había sido ganado esa noche de viernes. Pero la más grave acusación de Satanás en contra de nuestro Dios no había sido aún atendida. Ninguno de los eventos de la semana de la creación respondía a la acusación más grave, de que Dios les había mentido a sus hijos cuando les advirtió de que la muerte es consecuencia del pecado. Nada durante la semana de la creación, por elocuente que esta fue, enfrentaba tan grave acusación.

Dios esperó miles de años para responder esa pregunta. Finalmente, al cumplirse el tiempo, Dios se sacrificó a sí mismo en el Hijo, para demostrar la veracidad de su palabra. Y así como considerábamos dos viernes atrás, Él no nos pidió que demostráramos la veracidad de su palabra. ¡Él pudo habernos dejado para morir! Pero en vez de eso Él mismo murió esa horrible muerte.

Y Jesús sabía por qué estaba muriendo. Lo consideró todo desde el amplio punto de vista del gran conflicto. Él sabía de las acusaciones de Satanás. Y mientras moría exclamó: “Consumado es”. Igual que Dios, al final de la semana de la creación dijo: “He completado el trabajo de esta semana”.

Pero cuando Jesús murió en la cruz Él dijo: “Hemos terminado con todo esto”. Porque la respuesta más importante a la más devastadora acusación había sido dada a un costo infinito. Veamos Juan 19:30 en la lista.

“Consumado es” (RV60).
¿Qué era aquello que había sido consumado? Bien, veamos en Juan 17:4
“He acabado la obra que me diste que hiciese”.

Su trabajo fue revelar el carácter de Dios a los ángeles y a los hombres. Aquel viernes de tarde, cuando Jesús murió al final de la semana de la crucifixión, todas las preguntas principales del gran conflicto habían sido contestadas y todas las acusaciones de Satanás en contra de Dios habían sido respondidas a satisfacción. Y cuán significativo es que el siguiente día fuera el séptimo día, Sábado. Jesús pudo haber ascendido al cielo aquel viernes para escuchar al universo decirle que era más que suficiente, todo estaba claro. Pero en lugar de eso el esperó durante las horas del Sábado.

¿Se pueden imaginar qué estaba haciendo el universo? Seguramente que todo el universo hizo una pausa para reflexionar en el significado de lo que habían visto. Se unieron al Padre para celebrar la costosa victoria obtenida, agradeciéndole por presentar pruebas de tan alto precio. Ellos sabían que a partir de ese momento el universo era seguro por la eternidad. De la manera en que yo lo entiendo, ese es el sábado que Dios nos pide recordar. Necesitamos detenernos para que se nos recuerde de esas verdades en las que los ángeles se regocijan. No es solamente una prueba de nuestra obediencia. Atrapados en el gran conflicto en el que estamos, necesitamos el mensaje del séptimo día. Con seguridad que eso es lo que Jesús quería decir cuando expresó que el sábado fue hecho para nosotros, y no nosotros para el sábado. Veamos el siguiente texto en Marcos 2:27.

“El sábado se hizo para el bien de los seres humanos” (BLS).
¡Como todas las leyes de Dios!

Pero mientras leemos a lo largo de todos los sesenta y seis, el significado del sábado se repite y se expande. Por ejemplo en el Sinaí, en los diez mandamientos, el sábado se relaciona con la creación. Entonces si usted sigue leyendo, Juan y Pablo dejan claro que aquel que nos creó no fue otro más que Jesucristo. Veamos los versículos, Juan 1:3. Y ustedes conocen el contexto de esto:

“Todas las cosas por Él,” este es Jesús, “todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”.

O veamos cómo lo puso Pablo en Colosenses 1:16.

“Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él”.

Piensen en el significado de eso. Aquel que vino a salvarnos, es el mismo que nos hizo en el principio. ¿Y quién podría saber mejor cómo sanar el daño que fue hecho? El dulce Jesús que caminó afablemente entre los hombres y luego murió de tal manera en el Calvario, no es un debilucho. Él es el supremo y todopoderoso Creador del vasto universo. Es el que murió en el Calvario. Ni envió Dios a un subordinado, ni siquiera al primero de sus ángeles. El Creador mismo vino, aquel que es igual con Dios, porque es el mismo Dios.

Así, para algunos de nosotros, cada vez que observamos el séptimo día, sábado, públicamente reconocemos delante Dios, y de nuestros amigos y ante nosotros mismos que tenemos fe en Jesús como nuestro Salvador y nuestro Creador y nuestro Dios, nada menos que eso. Así que cuando usted pregunta qué tipo de persona es nuestro Dios, y si es posible que el Padre pueda ser tan misericordioso como el Hijo, la respuesta llega cada sábado. Dios es tan amoroso y misericordioso como su Hijo. Porque Cristo, al que llamamos el Hijo es Dios. ¿O hay alguien que piense que él es menos que eso? Si Cristo es el Dios Creador, entonces si deseamos saber cómo es que es nuestro Dios, solamente vea a Cristo. Cada sábado nos recuerda de esa teología tan consecuente.

Pero hay también otras formas en las que el sábado nos ayuda a fortalecer nuestra fe. Están mencionadas en Ezequiel y en Éxodo. Veamos primero Éxodo 31:13 y notemos que este es Dios hablando:

“En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico.”

Y siguiendo con Ezequiel 20:20.

“Santificad mis días de reposo, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios”.

Y el tercero en Ezequiel 20:12.

“Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico”.

Dense cuenta que el Sábado es un recordatorio, un recordatorio de una verdad muy importante acerca de nuestro Señor y nuestro Dios, y de su relación con su pueblo. Su pueblo, aquel montón de perdidos y perversos. Y aún así Dios diciéndoles: “No los he abandonado. Todavía estoy trabajando para salvarlos y sanarlos. Todavía los considero mi pueblo”. Y dense cuenta que salvar no es solamente perdón, sino también sanar el daño que ha sido hecho; hacernos un pueblo santo.

Ahora bien, algunos de nosotros guardamos el séptimo día, sábado, para mostrar que solamente el creador puede sanar el daño hecho. Solo el que nos hizo en el principio puede restaurarnos a lo que una vez fuimos. Él tiene poder creativo, porque se necesita poder creativo. Ciertamente que no es un milagro menos importante el tomar mercadería rota y restaurarla a la perfección del principio. Por eso David, en su oración del Salmo 51:10, decía:

“Crea en mí un corazón limpio, oh Dios”.

El mismo poder creativo es necesario ahora para hacernos confiables y santos hijos de Dios una vez más. Ahora bien, nosotros no podemos lograrlo por nosotros mismos. Algunos lo intentan a través de la autodisciplina, restricciones y de otras maneras. Y nos damos cuenta, ciertamente, que eso no funciona. Solamente por medio de la fe y la confianza en nuestro Creador es que todo el daño hecho puede ser perfectamente restaurado.

Pero hay otras formas que la Biblia menciona. Cuando Moisés repetía los diez mandamientos en Deuteronomio, él dio una razón diferente para guardar el sábado que la que dio en Éxodo. Veamos Deuteronomio 5:15.

“Acuérdate que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor tu Dios te sacó con mano fuerte y brazo extendido, por esa razón…” aquí se refiere al Éxodo, “el Señor tu Dios te manda a que guardes el día Sábado”.

Ahora bien, no hay contradicción o una falla en la memoria del anciano líder. El sábado es acerca de Dios. Él nos creó libres en el principio. Pero cuando perdimos nuestra libertad Él usó su poder creativo para liberarnos una vez más. Notemos que el sábado está siempre conectado con libertad.

Y aún hay otra forma, mencionada en Hebreos 4. Y si ustedes recuerdan el capítulo completo, el sábado se describe allí como un tipo, un anticipo de lo que falta por venir. Y si pueden recordar el argumento, el apóstol está diciendo que cuando Israel entró en Canaán, ellos entraron físicamente en la Tierra Prometida, pero que ciertamente no entraron en el descanso de Dios porque no confiaron en Él. “Queda entonces, por lo tanto un descanso sabático para el remanente del pueblo de Dios”. Eso es, si hemos sido conducidos a confiar en verdad en Dios, que empezamos a entrar en el descanso sabático ahora mismo. Pero ciertamente, en la tierra hecha nueva, todos llegaremos a saber lo que en realidad es el descanso sabático. Así que veamos Hebreos 4:9.

“Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios”.

Esa es la versión Reina-Valera 60. Pero veamos la traducción de La Biblia Para el Pueblo de Dios:
“Queda, por lo tanto, reservado un Reposo, el del séptimo día, para el Pueblo de Dios”.
¿No es interesante la traducción de esta Biblia Católica, La Biblia para el Pueblo de Dios?

Podemos ver que el sábado ha respondido las preguntas básicas de gente considerada a través de los años. Preguntas tales como: ¿De dónde venimos? ¿Por qué estamos aquí? ¿A dónde iremos en el futuro? Y por sobre todas ellas ¿Qué clase de persona es nuestro Dios? ¿Y qué espera de nosotros sus hijos?

El sábado, a través de las edades, ha respondido siempre esas cuatro preguntas. ¿De dónde venimos? La creación, en el principio, y todo lo que sucedió entonces. ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo obtener el mayor bien en la vida? Nuestro propósito total es la restauración del daño que fue hecho, por medio de la fe en Dios, siendo su pueblo santo que confía en Él, y descubriendo todo lo bueno que recibirán aquellos que confíen en Él. ¿A dónde iremos en el futuro? El sábado ha apuntado siempre hacia adelante, hacia la segunda venida y a la tierra hecha nueva. ¿Y qué de nuestro Dios? Cada sábado nos recuerda que Dios es simplemente como Cristo, nuestro Creador, porque Cristo es Dios.

¿Habrá alguna información que Satanás preferiría que no tuviéramos aparte de esta? No nos sorprende entonces que Satanás busque confundir el significado del día sábado. Me encanta la forma en que Moffat traduce al inglés el texto de Ezequiel 20:12 el próximo en nuestra lista.

“Y les di mi Sábado para marcar la unión entre Yo y ellos, para enseñarles que soy Yo el Eterno, el que los ha apartado”.

La mayoría del mundo ha roto esa unión. El último mensaje de Dios a este mundo es la restauración de esa unión. Es un mensaje de amor y fe.

No es legalismo: “Si no guardan mi día los mato”. Sino que en donde sea que predicamos a Cristo como nuestro Creador y nuestro Salvador y a aquel que viene otra vez, en donde sea que predicamos que Dios es como su Hijo, estamos predicando el mensaje del séptimo día.

Y como ustedes saben, al llegar al libro sesenta y seis, al mismo final, el mundo se describe como dividido en dos bandos. Apocalipsis 12 habla de la guerra en el cielo. Apocalipsis 13 habla de la campaña final de Satanás y de que el mundo entero le adorará a él, excepto por aquellos pocos descritos en Apocalipsis 14. Y vean como se les describe en Apocalipsis 14:12.

“Aquí se requiere la paciencia de los santos, de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (BJ).
En ese día, la observancia inteligente y de todo corazón del sábado, séptimo día, representará la verdadera fidelidad y lealtad a Jesús. Habrá un grupo que aún adora a Jesús como su Creador y como su Dios.

Dense cuenta de que el sábado no se trata acerca de nosotros. Se trata de Dios. Me encanta pensar que ese es el por qué ponemos nuestro nombre como adventistas del séptimo día. No lo ponemos para decir algo bueno acerca de nosotros sino para decir que hemos tomado una posición respecto de nuestro Dios.

Yo creo que un verdadero adventista del séptimo día es un cristiano que acepta y cree que el sábado tiene algo que decir acerca de nuestro Dios. Cómo deseo que ese sea siempre su significado.

Bueno, algún día Dios tendrá que crear nuestro mundo otra vez y entregarlo a sus confiados santos. Veamos los últimos dos versículos. Sabemos que el mundo debe de ser purificado con fuego, dice Pedro en su epístola capítulo 3 y verso 10.

“Y los elementos ardiendo serán deshechos y la tierra y las obra que en ella hay serán quemadas” (RV60).

Este no será un lugar para vivir, y entonces habrá creación otra vez, Apocalipsis 21:1.

“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más” (RV60).

Y en Isaías 65:17, se agrega:

“Presten atención, que estoy por crear un cielo nuevo y una tierra nueva” (NVI).

¿Cómo piensan ustedes que va a crear Dios nuestro mundo esta vez? Ustedes saben que lo puede hacer en un solo instante, como lo pudo haber hecho al principio en la semana de la creación. Pero como paciente maestro que Él es, ¿no es posible que lo haga otra vez de día en día, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis? Solo para decirles algo a aquellos santos que tengan dudas respecto de la simplicidad del relato de Génesis. Casi puedo verlo haciéndolo así, mientras sonríe toda la semana. Pero hay una diferencia en todo esto cuando la tierra es creada de nuevo. ¿Habrá necesidad de crear a Adán y a Eva? Esta vez, no. Solamente abran las puertas de perla, y denle la bienvenida a sus hijos a casa.

Isaías describe cómo en la tierra nueva será el deleite de encontrarse con nuestro Dios y adorarlo. Isaías 66:23.

“Y será que de mes en mes, y de sábado en sábado vendrá toda carne a adorar delante de mí, dijo Jehová” (RV1865).

Si en el primer Sábado en la tierra nueva Dios nos dijera: “¿Hijos míos, les gustaría unirse conmigo para celebrar? Me gustaría guardar este primer Sábado como el más especial que alguna vez haya tenido”. ¿Le diría usted? ¡Oh no! Aquí viene otra vez, de nuevo bajo la ley. ¿Por qué nos tienes que poner una prueba arbitraria de nuestra obediencia? ¿No probamos ya que puedes confiar en nosotros? Yo pensé que Cristo era el fin de la ley. Ya no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. ¿Cómo se te ocurre seguir hablando del sábado?

¿Le diría usted eso a Dios? Piense en todo lo que habrá para recordar. ¿Se puede imaginar el primer sábado de veinticuatro horas en la nueva tierra? ¡Qué celebración! Y si al final de ese primer feliz Sábado Dios dijera: “Lo he disfrutado muchísimo, me encantaría hacer esto cada semana de aquí en adelante,” ¿le diría usted, bueno, uno fue suficiente, tenemos que hacerlo una y otra vez? Pienso que Dios podría decir: “A propósito, ¿cómo es que estás aquí si no disfrutas de este tipo de cosas?

No, Isaías dice que será nuestro deleite reunirnos y celebrar con Dios. ¿Se dan cuenta? ¿Es legalismo arbitrario guardar el sábado? Puede ser, y así fue en aquel triste viernes 1900 años atrás. Pero de la manera en la que Dios lo diseñó, se supone que sea un monumento a la libertad. Se supone que nos recuerde de las pruebas, aquella costosa evidencia de un precio infinito, que Dios no es el tipo de persona que sus enemigos han dicho que es. Él no es arbitrario, exigente, vengativo, no perdonador y severo. Nos dio el sábado para recordarnos de esa eterna verdad. Y sucede que hoy es viernes de tarde, el principio de otro séptimo día, Sábado. Que nuestros pensamientos en este día puedan ser de libertad, paz y amor, y confianza, pero sobre todo acerca de nuestro Dios.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS
A. Graham Maxwell (GM) y Louis Venden (LV)

(LV): Después de escuchar todo lo que nos ha dicho hasta aquí, usted ha puesto bastante énfasis en que usted no ve el sábado como arbitrario, algo que fue impuesto como un tipo de prueba para ver si uno se abrocha el cinturón y obedece. Y ciertamente que usted le ha dado mucho significado. Pero yo he escuchado personas hacer esta pregunta: Puede que todo eso sea verdad y puedo ver que es verdad, pero no es el séptimo día del cuarto mandamiento, ¿por qué no puede ser otro día?, ¿acaso importa en realidad?, ¿tiene que ser el séptimo día?, ¿qué tiene que decir al respecto?

Usted sabe que alguien puede venir y digamos que al mirar los diez mandamientos dice: “Bueno, aquí tenemos nueve de ellos, que si usted ama de verdad a Dios y a su prójimo, esa es la manera en que usted va a comportarse. Esa es la forma en la que el amor actúa. Pero ¿en cuanto al séptimo día en particular?

(GM): Sí, el significado de la palabra “arbitrario”. Arbitrario sugiere que no hay una razón, que Dios lo pide porque Él quiere, solo para mostrar su autoridad. Digamos: “Bueno, lo vamos a hacer en este día”. Y yo diría que si en verdad fuera arbitrario, entonces podría ser cualquier día. Pero es el séptimo día porque está llenísimo de razones. ¿Alguna vez probó usted decirle a Marjorie: “No importa cuando celebremos nuestro aniversario este año, por qué no lo celebramos otro día? No creo que ella le va a hacer caso.

(LV): Ella piensa que solo el 5 de Junio es importante.

(GM): El único día. Tiene lógica. Pero entonces la Biblia agrega más significados además de los significados anteriores y razón tras razón para el séptimo día, lo que lo hace menos arbitrario. Y me parece que ninguno de los mandamientos de Dios que esté asociado con tantísimos significados. Es el menos arbitrario de todos.
Lo que me inquieta más de considerarlo arbitrario es la idea de que si fuera arbitrario, la única razón de guardarlo fuera para probar que somos buenos hijos de Dios. Que somos los únicos que obedecemos. Mientras que según como yo lo entiendo, el propósito del Sábado es para decir algo acerca de Él. Pero aquellos que guardan el Sábado para cumplir con un requisito arbitrario simplemente le dicen al mundo: “Vean, no hay tantos en el mundo que son buenos, pero nosotros guardamos el séptimo día. El séptimo día no es para decir algo de nosotros. Es para decir algo acerca de Dios. Esa es una diferencia importante.

(LV): Entonces el significado inherente al séptimo día hace ese día sábado…

(GM): Porque Él eligió crear el mundo en la manera en que lo hizo, sí. Ahora bien, Él tomó esa decisión, pero pienso que hacerlo así, lentamente, no fue arbitrario. El universo estaba observando. Los cargos tenían que ser aclarados. Y Dios en su propio tiempo y de una manera impresionante desplegó sus planes para nuestro mundo. Y cada día iba declaraba más verdades acerca de Él, y la falsedad de las acusaciones de Satanás. ¡Esa fue una semana impresionante!

(LV): Solo una cosa incidental aquí, pero quizás alguien se está preguntando esto. Usted habló acerca del cuarto mandamiento.

(GM): Así es.

(LV): De la manera en algunos piensan y listan los mandamientos, ¿no es el mandamiento acerca del Sábado el tercer mandamiento? ¿Cómo sucedió eso?

(GM): Recuerdo una vez que mi padre me escribió diciendo: “Acabo de recibir una carta de un luterano lector de la revista “Señales de los Tiempos,” sobre un artículo acerca del cuarto mandamiento en la revista. Y el lector luterano decía: “Es el tercero, ¿no es cierto?” Es verdad, nuestros amigos católico romanos enumeraron los mandamientos de tal manera que el mandamiento del Sábado es el número tres. Ahora bien, no significa que hayan eliminado uno. Solamente dividieron el número diez entre el nueve y el diez. Propiamente dicho, los diez mandamientos son iguales en todas las versiones de la Biblia. Nadie ha alterado el decálogo, para nada. Ahora bien, en algunos catecismos tal vez, o lecciones de estudios bíblicos basadas en la Biblia en donde los diez mandamientos están abreviados entonces pueden aparece un poco diferentes. Pero el decálogo no ha sido alterado. Aparece sin cambios en todas partes. Claro que la numeración del uno al diez no tiene nada de inspirado. ¿Quién dijo que el del sábado era el cuarto? Es simplemente llamado el mandamiento del sábado.

(LV): Pero ¿no hay una lista de los mandamientos en la que falta el que se refiere a las imágenes?

(GM): Falta en el catecismo, pero no en la Biblia.

(LV): No en la Biblia, eso es lo importante. Todos están allí.

(GM): En la Biblia están todos. Usted se habrá dado cuenta que esta noche utilicé dos excelentes versiones católicas. Son buenísimas.

(LV): Sí, me di cuenta.

(GM): Todas ellas son buenísimas.

(LV): Puedo escuchar a uno de nuestros amigos preguntado, como me lo han preguntado antes: “A la luz de todo esto, ¿tengo que guardar el Sábado para ser salvo? ¿Me voy a perder si no lo guardo?”

(GM): Ah, eso tiene que ver con nuestra discusión anterior acerca de qué es pecado. Si uno piensa que pecado es solo romper las reglas, entonces uno puede seguir esta línea de pensamiento: “Si rompo una regla, me pierdo”. Todo depende de si hay desconfianza y rebeldía o no, al fallar en guardar el sábado. Yo prefiero pensar que el sábado fue hecho para que nos fuera de gran beneficio. Si no lo guardo, yo soy el que pierde. Si no tomo mis medicinas, yo soy el que pierde. Dios nos la ofrece a nosotros. Hay quienes nunca ha escuchado de esto. Yo pienso que el ladrón en la cruz nunca guardó uno.

(LV): No le quedó mucha oportunidad.

(GM): No. Así, el modelo legal, si usted viola esa regla como cualquier otra, entonces usted está fuera, porque el pecado es romper la ley.
El pecado es la desconfianza interna y la rebeldía y la falta de disposición a escuchar.

(LV): Entonces el significado que Dios tiene en el sábado para nosotros; lo hace muy importante si yo digo: “Bueno yo no quiero involucrarme con eso.”

(GM): Si al enfrentar el don que Dios nos ha dado le inspira a uno hostilidad interna, rebelión dentro de sí, falta de disposición a escuchar, eso sería lo grave.

(LV): Porque así es como el problema empezó.

(GM): Exactamente.

(LV): Alguien preguntaba, bueno a pesar de todo lo que se ha dicho, “¿No era el Sábado en Colosenses 2?, ¿no está Pablo diciendo que el Sábado fue clavado a la cruz? Y que a la luz de eso, nadie debe juzgarlo por lo que come o bebe o por los festivales religiosos ni aún por el mismo día Sábado”. ¿Qué hay de Colosenses 2?

(GM): Eso es muy importante, y vale la pena hablar de ello por muchas horas. ¿Cómo hacerlo en unos momentos? Pienso que lo primero que hay que hacer es darse cuenta qué fue lo que se clavó en la cruz. La Reina Valera 1865 dice: “La escritura” y toman eso como la Ley. Ahora bien, esa palabra, “escritura”, la voy a pronunciar para mostrarles que sé que está allí: “jeirógrafon”. “Jeir” es mano y “grafon” es escritura. Eso es un término bien técnico para un contrato, una escritura. La sentencia que estaba en contra de nosotros fue la que se clavó en la cruz. Pero sugerir que el Sábado fue clavado en la cruz indicaría que el Sábado estaba en contra de nosotros, porque dice que “esta escritura…que nos era contraria…enclavándola en la cruz”, era eso lo que estaba en nuestra contra, era contrario a nosotros, que Él la quitó del camino porque es mala.

Ahora bien, en ningún lugar de la Biblia se representa al sábado como en nuestra contra, o contrario a nosotros. Nos fue dado para ayudarnos. ¿Dijo Jesús: “El Sábado fue hecho para ustedes, y en un momento lo voy a clavar en la cruz porque ha estado en contra de ustedes?”

Él dice que es para nosotros. Entonces ellos han estado clavando lo equivocado en la cruz. Mejor que eso, cuando Él murió Él se hizo cargó del problema del pecado. Él se hizo cargo de la sentencia, o cualquiera que sea la palabra que usted quisiera usar en su lugar. “Por lo tanto que nadie le juzgue respecto de esos asuntos legales”.

Y yo pienso que cuando dice: “Que nadie les juzgue tampoco respecto al sábado,” él dice que “usted tiene razón, no vaya usted por allí condenando a la gente que está en desacuerdo con usted respecto al Sábado”.

Algunas veces decimos que “esos eran los sábados ceremoniales”, que no critique a la gente cuando ellos no están de acuerdo en lo ceremonial. Pero cuando están en desacuerdo con usted respecto al séptimo día, usted puede condenarlos todo lo que quiera”.

¡Usted no puede condenar a nadie por nada, eso no nos incumbe! De igual manera en Romanos 14, Pablo dice: “Un hombre estima todos los días igual. Otro hombre estima un día sobre otro. ¿Y estoy a punto de venir y meter en la cárcel a los que no están de acuerdo conmigo?” ¡No! dice el apóstol: “Cada uno debe estar seguro de que piensa lo correcto, y ustedes no tienen derecho de criticar”. Yo incluyo el séptimo día sábado en eso. No estamos en ninguna posición de criticar o condenar a nadie que no esté de acuerdo con respecto al sábado. No, Pablo dice: “Cada tendrá que dar cuentas a Dios de sus actos”.

Entonces, volviendo a Colosenses, eso que estaba en nuestra contra fue clavado en la cruz. Y una vez que entendemos cómo es que Dios ha manejado el problema del pecado, de la desconfianza y la rebelión, entonces dejamos de ir por allí condenando a otras personas. Pero en mi corazón, yo estoy bien convencido de que el sábado es para mí. Yo no voy a desperdiciarlo. Y espero poder lograr que se mire bien ante los demás para que ellos tampoco lo desperdicien y así lo presentaremos como un don y no como una obligación.

(LV): Bien Graham, algunos de nuestros amigos con otros puntos de vista preguntan si guardar el sábado es ser legalista. Cuando uno se la pasa preocupado sobre a qué hora se pone el sol y a qué hora se acaba el sábado y sobre qué es apropiado hacer en sábado, ¿no está cayendo uno en una preocupación, casi como una esclavitud cuando uno está siendo tan cuidadoso sobre esas cosas?, ¿no es eso legalismo?

(GM): Bueno, esa palabra “legalismo”, necesita ser definida. Y estoy pensando que quizás en los siguientes dos viernes podríamos tener la oportunidad de hablar sobre esto. Para mí, la esencia del legalismo es estar preocupado sobre cuál es mi condición legal delante de Dios. Así que muchas de esas personas que piensan que los guardadores del sábado son legalistas ellos mismos están preocupadísimos de su propia condición legal con Dios y le dan gracias a Dios de que su Hijo viniera y pagara la pena para que ellos pudieran estar en una mejor posición legal.

Así que si usted tiene un modelo legal, usted es un legalista. Si usted tiene el otro modelo, usted dice: “Dios, no quiero perderme de nada de lo que me has dado”. Y Dios le contesta: “Bueno, entre otras cosas te doy el Sábado. Fue hecho para ti”. Y usted le dice: “¿Para qué?” Bueno, lea toda la Biblia y encuentre allí algo de lo que hablamos esta noche y diga: “Dios, yo necesito eso, de veras que lo necesito”. Y así nosotros guardamos el sábado como una bendición.

(LV): Hay una gran diferencia cuando una persona guarda el sábado como algo que se le pide que cumpla o cuando lo hace como una celebración de…

(GM): ¡Sí!

(LV): …de Dios, de las cosas gloriosas que el sábado simboliza.

(GM): Sí, y se supone que todo se base en la libertad. Si mañana en la mañana a medio servicio mientras usted predica , una persona no se siente libre, quizás debiera levantarse y salirse a tomar un poco de aire fresco y decidir si de veras quiere volver o no. Nadie debiera estar sentado aquí solo porque tiene que hacerlo. Todos debieran estar sentados aquí porque se sienten bien al hacerlo.

(LV): Usted podría perder su audiencia. Pudiera ser que algunos jovencitos y jovencitas se salgan mañana al escuchar ese mensaje. O quizás algunos padres y madres.

(GM): Cuando se trata de niños pequeños, vamos a hablar de eso la semana próxima: “Las medidas de emergencia de Dios”. Usted no puede esperar que los niños pequeños comprendan estas cosas. Como por ejemplo, ellos no se cepillan los dientes porque es bueno cepillárselos, se los cepillan porque su mamá dice que lo tienen que hacer. No quiero enojar a mi mamá porque puede que ella tome medidas al respecto. Así que puede que los niños pequeños no nos sigan a la iglesia de buena gana. Usted quiere preservar su libertad y enseñarles responsabilidad, pero cuando es casi la hora de salir usted dice: “Billy, ya nos vamos, y tu te vas con nosotros”. Así es que puede que usted tenga algunos niños sentados en las bancas, forzadamente. Pero usted espera que permanezcan sentados lo suficiente como para escuchar al pastor contarles que Dios no valora nada más alto que su libertad y ellos quizás se sientan bien por eso.

(LV): No necesitan solo al pastor que se los diga, sino también que los padres ayuden a demostrárselo.

(GM): Ah sí, eso es muy importante, es lo más importante.

(LV): Cuando hablamos del séptimo día, estamos hablando de mucho mucho tiempo, de millones de años y se pueden hacer la pregunta: “¿Cómo podemos saber qué día es el séptimo día?” “¿Podríamos estar equivocados?”

(GM): Bueno, una cosa es segura, nada era más importante para un judío devoto que la semana y el séptimo día. Y ellos pueden ver hacia atrás, con certeza, hasta el día en que el maná caía. Domingo, lunes, martes, miércoles, jueves, doble porción el viernes y nada el sábado. Usted sabía que ese era el séptimo día. Por la dirección de Dios. Y ningún judío devoto ha perdido el sábado semanal desde entonces. Yo diría que eso no es debatible. Todavía podemos saber, todavía sabemos.

(LV): Jesús no parecía confundido cuando estuvo aquí tampoco.

(GM): Así es. ¿Acaso no lo habría investigado el apóstol Pablo, siendo el tipo de persona que era?

(LV): Y hasta, si de eso se trata, la idea del domingo como el día de la resurrección, ¿no confirmaría eso una vez más la consistencia del ciclo semanal?

(GM): De todas las preguntas, esa es la pregunta más seria de todas.

(LV): Ahora bien, el mandamiento del sábado, el cuarto mandamiento habla de: “No harás en él obra alguna, ni tú, ni tu siervo” y así. ¿Es el sábado un día para pasársela sentado en la mecedora en total inactividad? ¿Qué significa eso de “no harás en él obra alguna?”

(GM): Hasta parece peligroso el que Dios dijera: “No harás en él obra alguna, y Yo no te voy a decir qué es trabajo”. Yo tomo eso como un cumplido. Él dice: “El día es tuyo. Te he sugerido todos sus significados. Si no quieres guardarlo, no voy a obligarte a que lo guardes. Porque el que por la fuerza te sientes allí y no hagas nada todo el día no es guardarlo. Se supone que sea una delicia”. Así es que Dios nos deja a nosotros decidir qué es trabajo. Pero a lo largo de los años, muchas personas devotas, como ustedes saben, han consultado a sus teólogos para determinar lo que es trabajo, y tengo una libro bien grande en el que se describe lo que es el trabajo. El libro se llama la Mishnah, y dice: “Existen cuarenta tipos de trabajo menos uno”. Treinta y nueve tipos. Y cada uno de los treinta y nueve está dividido en pequeños detalles. ¿Cuán lejos se puede caminar en sábado?, ¿Se puede cargar un lápiz en sábado?, ¿Cuántas letras se pueden escribir en sábado?

No, no estoy hablando de grandes cartas, estoy hablando de letras únicamente. Lo hermoso de esto es que usted siempre sabe si está guardando o no el sábado. De hecho, esas reglas lo dejan a uno con el temor de haber quebrantado el sábado, a lo que Jesús dijo: “Han puesto cargas sobre el pueblo que son difíciles de llevar. Ya les he dicho, este es su día. En él no deben trabajar, recuérdenme”. Así es que lo deja a nuestra discreción y a mí me gusta eso.

(LV): Eso me recuerda de algo que estuvimos hablando antes. Me contaron que en la columna “Querida Abby” del periódico L.A. Times le respondían a una señorita que escribió diciendo que se iba a casar con un adventista del séptimo día, y que ella se preguntaba qué significaba eso. Abby le sugirió que debía hablar con el pastor de aquel hombre y averiguarlo. Pero entonces otra persona le escribió y le decía:”Ajá, yo sé sobre los adventistas del séptimo día, si usted se casa con un adventista del séptimo día, no podrá hacer un montón de cosas”. Entre ellas… y la persona empezó hizo una lista de todas ellas. Y entonces, le sugerían, usted y su esposo, por lo menos durante el sábado, nunca tendrán ningún tipo de relaciones de pareja.

(GM): Sí, yo lo leí. Esa era la número siete de la lista.

(LV): Y la idea venía de Isaías 58 en donde dice que usted no debiera hacer nada para su placer personal en el día sábado. ¿Quiere Dios que no seamos felices en el sábado?

(GM): Bien, ese día mi hija, la de en medio, leyó eso y me llamó por teléfono y me dijo: “Cuando estés en West Covina esta noche para la reunión de estudio de la Biblia, pasa por la casa. Quiero escribirle una carta a Querida Abby”. Así que hice una pequeña investigación sobre el significado del versículo y la llevé en mi Biblia. Si usted lee una buena traducción de Isaías 58:13, dirá en realidad: “Si retrajeres tu pie en el día Sábado de hacer tus negocios en mi día santo, si lo llamares Sábado delicioso y día honorable de Jehová, si lo honras al retraerte de tus negocios, de ir tras ganancia y hablar demasiado”, eso es bien interesante que, “entonces te deleitarás en Jehová, y te haré montar sobre las alturas de la tierra”. Esa es la traducción de la “Anchor Bible” en inglés. No ha habido una traducción más erudita que esta, y a propósito eso fue traducido por John Mackenzie S.J. Ustedes saben que la Anchor Bible es una producción conjunta de católicos, protestantes y judíos. Pero en otras versiones, y anoté allí unas cuantas, y todas están de acuerdo en que la palabra “placer” se traduce mejor como “negocios”. Porque en el día sábado usted se va gozar todo lo que quiera, pero no hará sus propios negocios en ese día. Y no busca sus propios intereses en ese día. Aún dice: “Si valoran mi santo día y lo honran no viajando, trabajando, hablando sin sentido en ese día”. Y en relación a hablar palabras ociosas la Biblia de Jerusalén dice: “y lo honras evitando tus viajes, no buscando tu interés ni tratando asuntos”. Y la Septuaginta dice: “Ni hablarás palabra de ira en tu boca”.

(LV): Ah, cuando usted dijo: “hablando demasiado” yo pensé que se refería a los sermones de los sábados.

(GM): Por eso es que lo investigué con mucho cuidado. Dice: “No tratarás o hablarás de tus asuntos o hablarás palabras de ira,” ya sea en las bancas o en el púlpito. Pero el punto aquí es lo que dice al principio del versículo: “Si al sábado llamares «delicia».” Se supone que gocemos ese día, pero sin ir tras nuestros negocios o tras ganancia mundana en ese día, y así tiene mucha lógica, ¿no les parece?

(LV): Bueno, pero allí hay un mandamiento, el que usted debe de llamar al sábado una delicia. ¿Cómo se puede ordenar algo así?

(GM): Bueno, eso es lo que me demuestra que no puede ser arbitrario. Dios dice: “Si de veras lo disfrutas, déjame decirte que tienes que disfrutarlo”. Ahora bien, sabemos por experiencia propia que uno no puede hacer eso. Cuando sus hijas estaban creciendo, yo no sé que pensaban de las espinacas o de otras verduras. Le dijeron ustedes alguna vez a sus hijas: –”Miren bien, ya no hagan caras. Quiero que se coman las espinacas”.

–”Sí papi”.
– “Si, pero quiero que las disfruten”.
–”Si papi”.
–”Quiero que me digan que son de deliciosas”.
–”Papi, mentiría si digo eso, y rompería otro de los mandamientos”.

No hay manera de que uno pueda ordenarle a alguien que disfrute algo. Eso es lo que me gusta. Las cosas que Dios desea más: ¿Amor? uno no puede ordenar eso. ¿Confianza? Uno no puede ordenarla. ¿El disfrutar del Sábado? Uno no puede ordenar eso.

(LV): Es una invitación.

(GM): Es una invitación. Ya sea que lo hagamos o no, si en verdad observamos el día lo hacemos en el más alto sentido de libertad y de verdadera delicia.

(LV): Uno de nuestros amigos hizo esta pregunta Graham, que nos aleja un poquito del tema del sábado, pero que yo creo tiene algo que ver. “La amplia perspectiva” escribe la persona, “parece bien intrincada, bien sutil y requiere muchísimo estudio. ¿Implica eso que todavía se necesita una perspectiva más simple para la mayoría de la gente que no tiene el tiempo o el conocimiento para entender la “Visión más amplia?”
Y también recibimos otra tarjeta con una pregunta similar. Permítame leerla: “¿Cuál es la verdad acerca de Dios? Escucho que tiene que ser simple, pero aún así parece complicada, demasiado complicada como para comprenderla. Por favor ayúdeme a entender”. ¿Cómo responde a eso?

(GM): Ah, esas son preguntas muy justas. Pienso que la característica número uno de la Visión amplia es su simplicidad y que no es complicada. Sin embargo, puede que requiera de mucho estudio. Mientras más la estudia uno, menos complicada se hace. No pienso que haya forma de substituir el tiempo de estudio que se necesita.

(LV): Entonces quizá el pedido de simplicidad es quizás una tentación para huir del duro trabajo de pensar.

(GM): Sí, y no hay atajo para esto. Pero lo que me gusta es que cuando uno aplica la mejor erudición de la que uno se puede armar, y quiero decir que usted quizás sabe los idiomas bíblicos y conoce todo acerca de la crítica contextual y la historia de la religión y todo lo que es posible saber, usted tiene todas las herramientas de investigación bíblica. Entonces si usted hace un trabajo completo en los sesenta y seis libros, usted va a terminar con esta imagen de nuestro Dios, y que todo lo que Él pide de nosotros es confianza, y de que Él no nos pide que confiemos en Él como quien confia en un extraño. O que confiemos en meras declaraciones, sino en la demostración. No creo que pueda haber algo más simple que eso.

Pero veo la validez de la pregunta. En el monte de Marte Pablo se entregó entero en un magnífico discurso. Hizo referencia a los filósofos. Hizo referencia a los poetas. Usó palabras largas. De hecho, usó la palabra griega más larga del nuevo testamento. A los atenienses les dijo: “Oh, ustedes son «deisidaimonesteros»”. Sí, es una sola palabra. Y ganó a unos pocos, pero se puso a pensar, “nunca predicaré así otra vez, por magnífico que fuera”. Y en 1 Corintios dice: “No predicaré otra vez con largas palabras, haciendo las cosas tan filosóficas y complicadas. Esto es lo que voy a hacer de ahora en adelante: Voy a predicar el mensaje de Cristo y a este crucificado”. Así que Pablo, con toda su erudición, finalmente se enfocó en la única cosa más importante de todas. Pero cuando él predicaba a Cristo y a este crucificado, él predicaba la Visión Amplia. Al que murió por los ángeles y por los hombres. Así el enfoque lo condujo a la Visión Amplia. Él era un gran erudito. Yo creo que el ladrón en la cruz supo lo suficiente para ser salvo, pero yo no me conformaría con eso. Me gustaría aprender lo que Pablo aprendió, y mientras me dure la vida yo voy a investigar, pero si mis discursos se hacen más complicados voy en la dirección equivocada. Me gusta lo que eso implica. Tengo que ser claro. Tengo que ser simple. Pero no hay atajos para llegar a eso.

(LV): La semana pasada vino una pregunta que verdaderamente tocó mi corazón. Esta persona escribió: “¿Cómo hacemos los que hemos sido criados como cristianos adventistas del séptimo día y que se nos enseñó a temer a Dios y sus juicios para cambiar hacia una relación de amor? Cuando el viernes pasado usted preguntaba “¿Se sentirían ustedes igual de cómodos si el Padre entrara aquí?” Yo dudé en responder y luego me dije: «Eso espero». Yo tengo temor, ¿cómo puedo disipar ese temor?”

(GM): Oh, yo conozco al alguien al que le encantaría escuchar esa pregunta, a Dios mismo. Usted sabe que si miramos a Dios y le decimos: “Dios, vacilo en decirte esto, pero estoy asustado.” Diría Él: “¿Aprecio eso?” ¿O diría:

“Creo que lo mejor sería ya no hablar contigo, estás demasiado asustado? Voy a enviar a mi Hijo”.

Bien, para ser práctico yo creo que la solución está en convencernos de lo que dice la Escritura: Que aquel que vino es Dios, totalmente. Nosotros no le tememos a Jesús. Pero caer en la cuenta de que el que estuvo aquí con nosotros es nada menos que Dios. Y eso es de lo que nos recuerda el sábado, el tierno Jesús, ¿quién tenía miedo de Él? Él es el Creador Todopoderoso. Y entonces, si tan solo pudiéramos llegar al punto en el que pudiéramos aceptar de verdad lo que llamamos el “testimonio de Jesús”. La esencia del testimonio de Jesús es: “¿Quieren saber cómo es mi Padre? Si me han visto a Mi, han visto al Padre”. Nos parece difícil creer eso. Por eso yo pienso que necesitamos leerlo una y otra vez hasta llegar al punto en que estemos realmente convencidos. ¿Quieren saber cómo es Dios? Vean a Cristo, porque Cristo es Dios. Y mientras pensemos en eso, número uno, parece increíble porque toma un poco de tiempo; y número dos, el enemigo se opone a que sepamos eso, y arrojará cada obstáculo en el camino para evitar que creamos en esa increíble verdad.

(LV): Ahora, el próximo viernes de noche usted nos va a hablar de las Medidas de Emergencia de Dios. Esa noche será importante para comprender algunas cosas de las que han surgido preguntas.

(GM): Ah, porque esas medidas pueden ser malentendidas como apoyando las acusaciones de Satanás. Cuando pienso en cómo las usó, eso habla muy bien de Él.

(LV): Hablaremos sobre algunos de los riesgos que Dios corrió al hacer las cosas que hizo.

(GM): Correcto.

(LV): Entonces, el próximo viernes…

(GM): “Las Medidas de Emergencia de Dios”.

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